MARÍA DE LOS ÁNGELES NIVÓN
A cuatro años del gobierno de coalición que encabeza el aliancista Gabino Cué Monteagudo, estalló la crisis social y política. Oaxaca está sumergida en el caos y el desorden, no hay rumbo, la entidad es hoy como un barco a la deriva en alta mar.
La falta de resultados en obras y la no aplicación de la ley, aunada a la fractura política que ya enfrenta Cué con la fracción parlamentaria del PRI en el Congreso del Estado, son síntomas graves de ingobernabilidad, vamos, hay un vacío de poder.
Llegar al cuarto año de gobierno, de un gobernante que se autodenomina democrático y que pasará a la historia como el peor gobernador del país, es muy grave, porque provino de una alianza de partidos de izquierda y derecha que juraron paz y progreso para Oaxaca.
Estuvimos fuera de la ciudad un par de días. Llegamos y nos encontramos tremendo caos vial.
Ya los de Ánimas Trujano y La Raya se habían agarrado y mantenían la carretera bloqueada, los normalistas y maestros con sus protestas, los de Matías Romero bloqueaban Palacio y los de San Pablo y San Pedro Teposcolula se crucificaron en los pilares de Palacio de Gobierno, un día antes los vándalos arremetieron contra las oficinas del PRI y lastimaron a mi compañero Hugo Velasco. En Huatulco y Juquila otro despapaye.
Pero no nos enojemos, es por el gobierno “democrático” que tenemos.
En este espacio hemos escrito sobre las grandes obras fantasmas y las inconclusas, la única que logró terminar Cué y en prácticamente tres años de gobierno, es el puente a desnivel de 5 Señores, de ahí en fuera no hay más, solo un cúmulo de promesas y buenas intenciones.
Están paralizadas las obras del Polideportivo, la del Venustiano Carranza, la presa Paso Ancho, que son obras anunciadas en su gobierno y sus funcionarios como el de Sinfra, Netzahualcóyotl Salvatierra que solo se han dedicado hacer grandes “negocios”.
Como ejemplo vivo está el nuevo Centro de Convenciones que construyen en las faldas del Cerro del Fortín, con una inversión de 590 millones de pesos, pese al grave daño ambiental que puede ocasionar, al secretario de Turismo y Desarrollo Económico, José Zorrilla de San Martín Diego, el más beneficiado con la obra, se encaprichó y va.
Para ello, ha comprado a varias voces de cámaras empresariales para que hablen bien del proyecto, previo a la amenaza de que si no lo apoyan, les cierran los negocios. Les han mandado auditorías a los restaurantes que se ubican alrededor del zócalo, por las protestas que han hecho.
Ha comprado publicidad en diversos medios de comunicación tratando de minar el efecto negativo que tiene la obra, y hasta les manda el guión a los entrevistados sobre lo que van a decir, síntoma grave de desesperación porque los mismos vecinos del Cerro del Fortín se lo han rechazado.
Ese tipo de obras son las que han caracterizado al actual gobierno de Cué, y lo peor de todo, es que había una partida presupuestal de 400 millones de pesos que el mismo gobernador le autorizó a Salvatierra López, en un inicio, para la construcción de dicha obra.
Sin embargo, Neza Salvatierra desvió el recurso supuestamente para otra obra, y el Centro de Convenciones quedó bailando. El mismo Cué se lo recriminó a su funcionario y le ordenó regresar ese dinero.
De ahí que el encargado del proyecto sea Pepe Zorrilla, pero claro, con todos los beneficios personales para él y su hotel Victoria, ubicado justo a un costado donde se construye la obra.
Mi pregunta es: ¿Por qué Pepe Zorrilla no permite que la prensa le tome fotos a la maqueta del proyecto que tiene en su oficina?… a todos los que ha invitado y ha llevado a conocer el supuesto proyecto, no les permite tomar fotos, ¿por qué?
Ningún medio de comunicación ha publicado la maqueta, ni el proyecto, cuando una obra es limpia, transparente y es a beneficio de Oaxaca, no tiene por qué no hacerse público, ¿cuál es el temor?
Esas son las actitudes que le hacen daño a la imagen del gobernador “demócrata”.
Lástima que no haya un verdadero compromiso con Oaxaca.
EL HERMANO “INCÓMODO” DE ALFREDO LAGUNAS
Es increíble que en Oaxaca sigan ocurriendo estas cosas. El influyentismo y el abuso de poder.
No vamos lejos, solo aquí tras lomita, en San Antonio de la Cal, el flamante presidente del Poder Judicial del Estado, Alfredo Lagunas Rivera, colocó a su hermano Noé Lagunas Rivera como administrador en ese municipio a pesar de contar con el negro antecedente en esa población, cuando en febrero pasado se llevó más 3 millones de pesos, porque fungía también como administrador.
Noé Lagunas Rivera nuevamente, para desgracia de la población, fue impuesto por segunda vez como administrador y mantiene al municipio en una terrible ingobernabilidad, no despacha en el Palacio Municipal, dividió a los habitantes y no hay servicios municipales como la recolección de basura.
De acuerdo a lo que nos platicaron algunos habitantes de esa comunidad conurbada a la capital oaxaqueña, de nombres Álvaro García, Silvano Santiago García, Enrique Santiago López y Antonio Hernández, el municipio se ha convertido en un grave foco de infección por la basura que lleva semanas acumulada en las calles y en los camiones recolectores.
Incluso hay casos de dengue hemorrágico y el clásico sea disparado, sin que los Servicios de Salud de Oaxaca hayan llegado para atender a la población. También denuncian que hay casos de tuberculosis, pero ninguna autoridad les hace caso, ni siquiera se han dignado visitar el municipio.
Noé Laguas Rivera maneja un presupuesto anual de 23 millones de pesos y mantiene en la nómina a personal del virtual presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Félix Serrano Toledo, de ahí que sea inamovible, porque son los diputados quienes nombran a los administradores.
Así de terrible está la ingobernabilidad en San Antonio de la Cal.
En la Secretaría General de Gobierno les pusieron como interlocutor al panista Carlos Moreno Alcántara, pero al funcionario lo señalan como el principal actor que ha empeorado las cosas en ese municipio y no ha coadyuvado en la solución de la problemática, solo se ha dedicado a amenazarlos de que les lloverán las denuncias.
Insisto, esas actitudes son las que dañan la imagen del gobernador “demócrata”.
En fin.
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