Cuando daban las 15:00 de este martes 23 de febrero, la zona que lucía más abarrotada en el corazón de la capital oaxaqueña, eran justamente los restaurantes de la zona de los portales.
Ahí convivían los muratistas, atrás del templete ubicado en la Alameda de León, parecía romería: Alejandro Avilés Álvarez, Freddy Gil Pineda, Lilia Mendoza con su grupo de mujeres, entre ellas Estela Mendoza, y una colada, Rebeca Cervantes que traía cara de pocas amigas.
En otra mesa, compartían la charla la innombrable Rosa Nidia Villalobos y María Matus Fuentes. A un costado Dónovan Rito con su gente, más al fondo Gonzalo Ruiz Cerón que reapareció en escena. Llegó también Manuel León Sánchez, precandidato a diputado por San Pedro Mixtepec.
También caminaba por el pasillo Germán Espinosa Santibañez, claro sin acercarse a su contrincante interno, Alejandro Avilés con quien pelea la coordinación general de la campaña, ya se dieron un entre justo en las oficinas del PRI, donde el ex actuario le gritó al diputado que era un “ratero, yo si soy muratista”.
De ese tamaño el pleito interno. Ni bien inician la campaña y ya se gritonean.
También habían viejos muratistas como Flavio Baylis Gaxiola, hasta el Gitano compartía la mesa con otros comensales que llegaron de la ciudad de México y el estado de Chiapas, como invitados especiales, en la zona de élite.
Muy lejano del escenario donde estaría el aspirante, cientos de priistas que fueron traídos de las colonias populares, unos se decían delegados del PRI, otros más consejeros, el caso es que no tuvieron acceso a la zona donde podrían saludar a su candidato.
La prensa en un templete arriba, a pleno sol, junto al pueblo, como debe ser, los colegas tenían que cumplir con el trabajo, no había de otra.
El escenario fue igualito al que le colocaron a Enrique Peña Nieto cuando fue candidato del PRI a la Presidencia de la República, hasta en eso quisieron emular al hoy Jefe del Ejecutivo Federal. Las copias suelen ser malas consejeras.
Aquí me viene a la memoria un dato que embona muy bien en estos tiempos del nuevo PRI, cuando la estratega de marketing político Gisela Rubac, amiga personal del ex gobernador José Murat Casab, asesoraba al entonces candidato presidencial, Roberto Madrazo Pintado y le sugirió quitarse el apellido, porque sonaba fuerte y le traía más negativos. Después de dos meses de caminar solo con el nombre de Roberto, se desplomó en las encuestas.
Pues hoy, no se sí sea coincidencia, pero también a Alejandro, le sugirieron lo mismo, quitarse el apellido Murat, que si bien es cierto le trae negativos, es también su fortaleza, porque en Oaxaca todo mundo conoce el apellido Murat, eso es algo que no se puede negar y se debe potencializar.
Solo esperamos que no le afecte en las mediciones más adelante, porque entonces se repetiría la historia de Madrazo Pintado.
En uno de los ventanales del restaurante la Casa de la Abuela, la señora Ivette Morán de Murat asomaba la cabeza, junto con sus hijos Alexa, Emilia, Alejandro e Ivette, para luego acompañar a su esposo al evento.
Entre los comensales murmuraban que el líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones venía acompañado de Eviel Pérez Magaña, tratando de conciliar con el ex aspirante al no verse favorecido con la decisión, y que incluso estaban comiendo en el restaurante Tres Marías en altos Terranova.
Más tarde se confirmó que efectivamente Beltrones comía junto con el candidato Alejandro Murat, la senadora Carolina Monroy y Samuel Gurrión Matías, pero no estaba Eviel.
Luego de que la comisión de elecciones del PRI, declarara valida la Convención de Delegados y los votos, sin contarlos, de más de 12 mil 231 delegados, que no se vio reflejado porque no llenaron la Alameda de León, vaya ni la zona de los invitados especiales estuvo llena, se quedaron vacías cerca de 20 sillas, ratificaron a Alejandro Murat como su candidato.
Para efectos de una elección interna del PRI, quienes votaban anteriormente eran los consejeros, y en el estado, el tricolor tenía cerca de 800 consejeros priistas, pero se desconoce si cambiaron los mecanismos, porque los integrantes de la comisión que presidieron la asamblea, solo mencionaron los números y precisaron la cantidad de 12 mil 231 delegados.
Atrás quedaron las porras fuertes, esas que antaño arrasaba un candidato, hoy se palpó en el evento un tanto desangelado, salvo Rosa Nidia Villalobos que a cada rota le hacía de señas a su gente provenientes de Salina Cruz para que gritaran y echaran vivas, y allá muy lejano se escuchaban a los de Tlacolula y Miahuatlán.
Algo hacía falta en ese escenario, el calor del pueblo, de la militancia priista, de esa que se desborda cuando ve a su candidato, no se palpó y de ello quizás Alejandro no sea el responsable, sino la gente que lo rodea que no hace bien su chamba.
Cuando arribó Alejandro Murat Hinojosa al templete, caminó sobre un pasillo que lo llevaba hacia sus invitados especiales y a una parte de la clase política priista o más bien muratista, como lo hizo justamente Enrique Peña Nieto cuando fuera candidato.
Ahí saludó de mano a sus compañeros de partido, pero a los delegados que estaban atrás de la valla de los invitados especiales, solo los saludó a través del micrófono, porque el pasillo llegaba a la mitad de la zona especial.
Alex Murat llegó acompañado de Manlio Fabio Beltrones, Carolina Monroy, pero los grandes ausentes fueron Eviel Pérez Magaña y Mariana Benítez Tiburcio. Aunque sí llegaron los evielistas como Antonio Amaro Cancino Jorge Toledo Luis y Carlos Sarabia Camacho.
Más tarde se comentaba que Pérez Magaña no había asistido al registro, porque su hija convalecía de una cirugía que le practicaron por un problema de apendicitis, esa fue la excusa.
Los que sí violaron flagrantemente la ley, fueron dos delegados federales: Elpidio Concha Arellano de Sedatu y Roberto Villana del Conalep, es a los que se les vio en plena Alameda de León.
Asistieron los ex aspirantes a la gubernatura, Alfonso Gómez Sandoval y Martín Vásquez Villanueva, no se vio a José Bolaños Cacho el de la comparsa que declinó a favor de la candidatura de Murat Hinojosa, decían entre los asistentes que no sirvió ni como botarga priista.
En su discurso, Alejandro se le fue a la yugular al actual gobierno de Gabino Cué Monteagudo, y dijo que para que los escucharan en Palacio de Gobierno, el PRI va a recuperar Oaxaca, porque hay una “administración fallida”, para luego, descifrar uno a uno los grandes problemas que enfrenta el pueblo oaxaqueño, que van desde salud, educación, pobreza, inseguridad y migración.
Así entre la notoria ausencia de algunos personajes de la clase política priista, con un discurso que tampoco le cuidaron, largo, largo, largo, Alejandro Murat Hinojosa al final se bañó de pueblo, caminó entre la gente, se tomó la foto del recuerdo y enfiló en busca de la gubernatura de Oaxaca con un PRI, hasta hoy, fracturado.
¡Consummátum est… habemus candidato en el PRI!
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