El próximo 31 de julio, nuevamente el Auditorio Guelaguetza será el escenario donde la princesa zapoteca Donají, hija del rey Cocijoeza, entregue la vida por amor a su Pueblo.
Danza, colores y música trasladan a los asistentes a la época de encarnizadas batallas entre mixtecos y zapotecos por el territorio y poderío del Valle de Oaxaca. En aquellos tiempos, el rey Cocijoeza, soberano de la ciudad de Zaachila, tuvo una hija a la que se le otorgó el nombre de Donají, que quiere decir “alma grande”.
El sacerdote Tiboot de Mitla hizo el trazo cosmogónico del destino de la princesa, prediciendo que ella se sacrificaría algún día por amor a su pueblo.
Donají conoce a Nucano, príncipe mixteco cuando fue hecho prisionero por los zapotecas. Ambos condujeron a sus respectivos pueblos a un pacto de paz. Sin embargo, los mixtecas solicitaron que Donají se convirtiera en prenda de paz para garantizar la promesa del rey.
Anteponiendo el amor a su pueblo antes que su propia vida, la princesa dio aviso a los guerreros zapotecas cuando sus carceleros se encontraban dormidos, siendo estos sorprendidos y diezmados por la gente de Cocijoeza.
Este acto costó la vida a Donají, quien fue decapitada y seputalda cerca del río Atoyac. Se dice que su cuerpo se mantuvo intacto y de su cabeza nació un lirio silvestre que de inmediato se convirtió en símbolo del pueblo zapoteco.
El Municipio de Oaxaca de Juárez, a través de la Secretaría de Turismo y el Ballet Folclórico de Oaxaca son los encargados de recrear de manera única y magistral la historia de fatalidad de la princesa “Alma Grande”.
La presentación de Donají, la Leyenda, está enmarcada en las festividades de los Lunes del Cerro que se celebran en el mes de julio, como un homenaje a la unidad racial y la fraternidad entre los oaxaqueños.