Floriberto Vásquez RUIZ*
El 6 de septiembre de 2016, se presentó en la Universidad del Mar (Huatulco), el libro titulado, “Agenda Verde, ética ambiental para nuestro estado”. Una importante recopilación de investigaciones sobre temas ambientales en Oaxaca.
El Dr. José María Filgueiras Nodar, coordinador de la obra, abrió la charla reflexionando sobre el Principio de Precaución Ambiental. Nos recordó al Dr. Juan Manuel Domínguez Licona (QEPD), un notable investigador de esta universidad con destacada trayectoria académica y alta especialización en materia de Ordenación del Territorio y Manejo de Áreas Protegidas y Naturales, al referirse a su gran trabajo “Diagnóstico de los Recursos Naturales de la Bahía y Micro-Cuenca de Cacaluta, Huatulco, Oaxaca, México (2008)”.
El trabajo del Dr. Licona, señala que los apenas 50 km2 de la Micro-Cuenca contienen el 11.61% del total de especies de mamíferos de todo México, algunas emblemáticas como el zorrillo pigmeo o el murciélago pescador. Sobre la diversidad de algas, de flores, o con el sistema arrecifal, este es uno de los mejor conservados del Pacífico mexicano. En resumen, el área es increíblemente biodiversa, y toda esta riqueza depende de la conservación del humedal y de sus servicios ambientales, que deben ser protegidos de los efectos negativos de un desarrollo turístico, por más que se plantee de bajo impacto, este transforma paisaje y destruye ecosistemas.
¿Qué relación guarda la diversidad biológica de Cacaluta, Huatulco y el principio de precaución? Mucha. Sobre el principio de precaución en el derecho internacional ambiental, existen diversos documentos, citaremos tres. La Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992, en el Principio 15 refiere a que cuando exista peligro de daño grave e irreversible, la falta de certeza científica absoluta no podrá invocarse por los Estados para no adoptar medidas de protección ambiental. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 1992, en su Artículo 3 va en el mismo sentido. Y el Convenio sobre Diversidad Biológica de 1992, también menciona que, “observando también que cuando exista una amenaza de reducción o pérdida sustancial de la diversidad biológica, no debe alegarse la falta de pruebas científicas inequívocas, como razón para aplazar las medidas encaminadas a evitar o reducir al mínimo esa amenaza.
Resulta que el FONATUR, a través de su Director General el Ing. Miguel Gómez-Mont Urueta, anunció el 25 de Marzo de 2008 la construcción de villas, condominios y hoteles, junto con un campo de golf PGA en el área de Cacaluta, de lo que llamó el “Renacimiento de un Gran Destino”. Calificado por académicos y ambientalistas locales como un atroz atentado contra la riqueza natural de la zona, que es su principal atractivo turístico, finalmente el proyecto se detuvo.
Aquí es clara la aplicación del principio precautorio o de precaución ambiental, pero, ¿qué resonancia debe tener en toda la entidad?
No necesitamos mayores pruebas científicas para demostrar la importancia biológica y cultural de nuestro estado. Si somos el primero o el segundo es irrelevante. La Agenda Verde estatal, no puede quedar olvidada y condicionada a estudios y pruebas adicionales.
Existen varias ventanas de oportunidad para Oaxaca en el plano internacional. Aquí resultan valiosos varios instrumentos de gestión y planeación ambiental con los que ya contamos. Por ejemplo, la Estrategia Estatal de Cambio Climático, el Programa de Ordenamiento Territorial y la Estrategia Estatal de Biodiversidad (aún en borrador).
Por principio de precaución, no necesitamos decir más para que Oaxaca desde la nueva Secretaría de Medio Ambiente, pueda asumir un papel de liderazgo. Eso lo sabe el sector ambiental y está presente en la agenda del nuevo gobierno estatal.
*Premio Nacional de Juventud Indígena en Medio Ambiente y Consultor en Desarrollo Sustentable