+ El Mtro. Iván Porras, director de la Escuela de Economía, recomienda usar bicicleta y vehículos pequeños, consumir productos mexicanos y no contraer deudas con tasas de interés variables
CIUDAD UNIVERSITARIA, enero 13.- El “gasolinazo”, que implica un incremento de 2 a 3 pesos en el precio de los combustibles, según el porcentaje de inflación determinado por el Banco de México (BM) ante la liberación del mercado, NO debe ser pretexto para incrementos desmedidos en productos y servicios ni para que los sindicatos exijan incrementos extraordinarios de salarios, sostiene el Mtro. Iván Porras Chaparro, director de la Escuela de Economía de la UABJO.
En entrevista, el economista universitario recuerda que la liberación del mercado se proyectaba para el 2018, pero se adelantó debido a estrategias político-electorales del gobierno federal, por lo que –advierte— “será a partir de marzo próximo cuando se den las variaciones en los precios de los combustibles, que algunos días costará el doble que los anteriores o viceversa, de acuerdo con los estándares de precios en el mercado mundial”.
Aclara, sin embargo, que el caso no es para alarmarse porque el aumento al precio de las gasolinas a partir de enero de 2017, ya estaba contemplado en el porcentaje de inflación del BM ante la propuesta presidencial de liberación del mercado, además de que existen medidas para evitar las afectaciones predispuestas.
En el caso de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, Porras Chaparro señala que las especulaciones de posibles efectos inmediatos como el incremento al costo del trasporte público, que podría afectar el bolsillo de miles de estudiantes, no debe ser pretexto para que las distintas organizaciones sindicales aprovechen la oportunidad y demanden aumento salarial de emergencia.
Considera que la Máxima Casa de Estudios de la entidad “se encuentra imposibilitada de brindar algún aumento salarial extraordinario a su base trabajadora porque la institución depende mayoritariamente de un presupuesto federal asignado y etiquetado para cada una de las tareas desempeñadas, mismo que se reduce cada año como parte de los recortes al sistema educativo de nivel superior del país”.
Y para atemperar la preocupación de la ciudadanía en general, el especialista de la UABJO recomienda: usar bicicleta y automóviles pequeños que gastan menos gasolina, consumir productos mexicanos, no contraer deudas con tasas de interés variables, no caer en especulaciones, ni dar demasiada importancia a la información que no es emitida por autoridades o especialistas en los temas respectivos.
De las condiciones que generaron el “gasolinazo”, Iván Porras Chaparro refiere que en lo que va del sexenio el Gobierno federal ha impulsado varias reformas para liberar y orientar el mercado, y en el caso de las gasolinas consideró que se pagaba un precio muy alto, comparado con otros países como Estados Unidos, donde están casi al nivel del costo.
Además, agrega, se pretendía que Petróleos Mexicanos (Pemex) abasteciera el mercado, pero la empresa paraestatal presenta un déficit en cuanto a producción e infraestructura, por lo que el Gobierno federal determinó la apertura hacia otras empresas para aumentar la diversificación en la oferta en beneficio del cliente.
“Si lo analizamos, el incremento real es poco, puesto que la gasolina Magna usada por el 90 por ciento de la población tuvo un incremento de 13.98 a 15.99 pesos por litro, en tanto que la Premium que es utilizada por 10 por ciento de los habitantes subió de 14.81 a 17.79 pesos por litro, lo que estaba considerado en el porcentaje de inflación para 2017, de entre 4 y 4.5 por ciento”, explica.
El Maestro universitario, especialista en economía, precisa que para marzo próximo los precios de los combustibles diferirán en las regiones del país porque reflejarán el costo de transporte, según la distancia de cada localidad en relación con las refinerías o puntos de importación, además de la infraestructura para el transporte y distribución, entre otros factores.