En la carrera por obtener la mayor cantidad de cargos públicos —más de tres mil— en las próximas elecciones concurrentes, que se llevarán a cabo el primero de julio, no serán muchos los competidores. Los que se perfilan son, hasta este momento, tres grandes bloques conformados cada uno de ellos por distintos partidos políticos y, en algunos casos, por distintas ideologías. ¿Estas uniones más que ganar electores podrían perderlos a la hora de la elección?
Ya hay tres alianzas registradas ante el Instituto Nacional Electoral (INE). La primera es Meade Ciudadano por México, conformada por los partidos Revolucionario Institucional, Verde Ecologista de México y Nueva Alianza; la segunda y la tercera —disímbolos en sus ideologías y plataformas— son la coalición Frente Ciudadano por México, con el precandidato a la Presidencia Ricardo Anaya. Esta alianza está conformada por los partidos Acción Nacional, el Partido Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano. Por último está la coalición Juntos Haremos Historia, integrada por Partido del Trabajo, Encuentro Social y Morena, que lleva como precandidato a Andrés Manuel López Obrador.
Los primeros registros de una coalición integrada por partidos de ideologías totalmente diferentes se presentaron hace más de siete años en las elecciones estatales de Oaxaca. Gabino Cué fue el abanderado por los partidos PAN, PRD, Convergencia y PT (la coalición Unidos por la Paz). Cué ganó a las elecciones y gobernó del 2010 al 2016. La misma coalición se replicó en los estados de Puebla y Sinaloa, donde salieron triunfantes quienes encabezaron ambas alianzas.
En Puebla fue Rafael Moreno Valle; y en Sinaloa Mario López Valdez.
Elecciones competitivas
Ernesto Hernández Norzagaray, doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, destacó que las alianzas que se están configurando hasta cierto punto son normales en un escenario de alta competitividad electoral que se ha tenido en los últimos años y que es muy probable que en los comicios de este año también se presente:
«Vemos que en el 2006 la diferencia entre López Obrador y Felipe Calderón fue de escasos 250 y tantos mil votos. En Sinaloa, en el 2004 fue una diferencia de 11 mil… votos. Estamos en un escenario de alta competitividad electoral».
De ahí —dijo— de que el pragmatismo llame a unos y a otros a sumar, porque si la diferencia llega a ser muy pequeña, ese pequeño partido que tiene escasamente el 2 o el 3 por ciento es muy importante, dijo.
«Estamos hablando que cada punto porcentual puede llegar a representar alrededor de 800 mil votos. Entonces, dos millones de votos que tenga un partido puede ser la diferencia. De ahí que se dejen de lado los aspectos de orden programático, ideológico y político», explicó.
El fin justifica los medios.
Jaime González Ochoa, analista político, evocó que la cuestión ideológica de los partidos quedó en la romántica de la conformación de los partidos. Empero, sostuvo que la ideología juega un papel sustancial de estas instituciones políticas:
«Se supone que quienes se reúnen para formar un partido es porque tienen ideas más o menos iguales con objetivos más o menos iguales; sin embargo, en la actualidad vemos que eso ya se olvido. Ahorita lo importante es el poder por el poder; es decir, yo quiero llegar al poder sin importar con quién me junto», detalló.
Opinó que los partidos políticos no ven su esencia con tal de llegar al poder.
El también experto en temas electorales manifestó que ese tipo de alianzas tendrán su impacto en el electorado responsable, ya que habrá militantes (voto duro) que no compartan temas —como el aborto— que si apoya el partido con el que se formó la alianza. «Sí habrá una repercusión, pero no sabría decir en qué porcentaje», dijo.
En ese sentido, expresó que dichas alianzas atípicas son meramente electorales y no de gobierno, toda vez que su declaración de principios son totalmente diferentes.
Cuestionó cómo llegar a un acuerdo en el manejo de las políticas públicas cuando los partidos que integran la coalición tienen formas distintas de pensar.
Rolando Luque Rojas coincidió en que lo que se ha demostrado en los estudios políticos que lo que determina las alianzas no son los alineamientos ideológicos, sino consideraciones estrictamente electorales: «En la historia electoral de este país la ideología política nunca ha sido un factor influyente en la política de alianzas y coaliciones», dijo.
Impacto en votantes
Asimismo, resaltó que la conformación de alianzas contradictorias tiene su impacto en el electorado, por lo que explicó que en la base de la militancia de los partidos políticos existen básicamente dos perfiles: los creyentes y los pragmáticos o arribistas.
En ese sentido, expuso que esas coaliciones atípicas entre la extrema izquierda y la extrema derecha afectan a los seguidores de los partidos que creen en los valores que el partido enarbola y dicen defender: «De esos sí habría que esperar un comportamiento de castigo para el partido en el que creen, pero al final del día hay decepciones cuando se alían con los enemigos».
Coaliciones de facto
Sobre la alianza de facto formada entre el Frente Ciudadano por México y el Partido Sinaloense, donde Héctor Melesio Cuén Ojeda encabeza la candidatura al Senado, Luque Rojas comentó: «Yo veo que si alguien protagonizó de manera reciente en la vida política sinaloense confrontaciones escandalosas y viscerales son los que ahora aparecen agarrados de la mano en el caso particular del PAN y el PAS. Con nombres y apellidos, el caso más emblemático es Roberto Cruz con Héctor Melesio Cuén Ojeda, donde no hay quien haya visto que dejando atrás la política pasaron al insulto y a la descalificación personal», dijo.
Agregó que en el caso del Partido de la Revolución Democrática tiene un discurso muy envilecido en contra del PAS,y viceversa: «Todo eso, al momento de plantarse a la posibilidad de accesar [sic] o quedar fuera del reparto de espacios de poder, eso es muy secundario», ahondó el analista político y catedrático de la Unidad Académica de Derechos y Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa.