San Pedro Comitancillo, Oaxaca.-13 marzo 2018.-Han pasado ya 6 meses y seis días desde el 7 de septiembre, fecha en la que un terremoto con una intensidad de 8.2 cimbró el Istmo de Tehuantepec, enlutó 82 hogares y cambió la vida de más de 240 mil personas que perdieron de manera parcial y total sus viviendas, pero pareciera que fue ayer, el dolor aún se siente y se respira.
Don Nicanor Cabrera un hombre mayor de más de 70 años no pudo evitar conmoverse hasta las lagrimas cuando la Fundación Alejo Peralta a través del ingeniero Carlos Peralta y su familia acompañados del gobernador Alejandro Murat Hinojosa y el secretario de Marina Francisco Soberanes Saenz, le hicieron la entrega de la llave de lo que ahora será su nueva casa.
Él y 54 personas más de esta comunidad zapoteca fueron beneficiados con la donación de estas viviendas construidas por la Marina.
Con un nudo en la garganta narró que la noche del 7 de septiembre por su edad se durmió temprano a las nueve de la noche y para las 11:49, hora en que la tierra se cimbró despertó y solo pensaba en sus nietos y sus hijas.
“Estaba desesperado gritando, veía como mi casa se caía y pensaba en salvar a mi familia, hasta que escuché que me decían que estaban a salvo, en ese momento me puse a llorar y di gracias a Dios por salvarnos la vida”, contó.
Dijo que después sus nietos y su familia no asimilaban la desgracia tan grande que les había tocado vivir, sin embargo la fundación Alejo Peralta les cambió la vida y hoy gracias a esa familia y su familia estará protegida bajo un techo.
“ Dicen que los hombres no deben llorar pero eso no es cierto porque los hombres también lloran de agradecimiento y felicidad” abundó.