Lo que nos faltaba.
Por la novatez de los “yupis” que están al frente de la Secretaría de Finanzas, Jorge Gallardo Casas y Gustavo Marchello Benecchi Loyola, Oaxaca está en grave riesgo de entrar en una recesión económica, puesto que la Tesorería del Estado ha demostrado tener un manejo incompetente –por decir lo menos- de los recursos de la entidad.
Ya habíamos abordado en una entrega anterior los problemas graves que enfrenta el Estado en materia económica, pese al presupuesto histórico de 105 mil millones de pesos aprobados por la LXIII Legislatura Federal para Oaxaca en 2018, los dineros no fluyen y todo mundo se queja de que no hay liquidez, hasta los mismos secretarios y directores del gabinete legal y ampliado, respectivamente.
En la Radiografía de la Corrupción en la Secretaría de Finanzas del Gobierno de Oaxaca, prácticamente la totalidad de las instituciones que conforman a los distintos órdenes de gobierno se quejan del enorme tortuguismo con el cual se ministran los recursos, así como la insuficiencia de los mismos.
Ya se generalizó el discurso oficial de que no hay dinero y es palpable la ausencia de inversión pública.
En consecuencia, la economía del Estado no se mueve y ya entró en franca recesión económica de acuerdo con la cifras del INEGI, pero este tema lo abordaremos en una posterior entrega.
Todo lo anterior ocurre aún y cuando en los ejercicios 2017 y el actual 2018, se anunció con bombo y platillo, la ejecución de presupuestos históricos y sin precedentes, pareciera ser que la misma novela de corrupción que se vivió durante el sexenio de Gabino Cué Monteagudo, se repetirá en la presente administración y, tal como ocurrió en aquella ocasión, todo se origina en los manejos oscuros, discrecionales y fuera de toda normatividad que ocurren en la Secretaría de Finanzas.
Dinero existe, solo que está siendo manejado de muy mala forma, con signos de presunta corrupción.
Aquí les vamos a dar un ejemplo claro de cómo se fugan los recursos públicos.
De acuerdo con los Informes sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, correspondientes al ejercicio fiscal 2017; se asignaron de forma completamente discrecional un total de 402 millones 200 mil pesos del Ramo 23 para inversión pública, a tan solo 14 municipios de Oaxaca, recursos adicionales a lo asignado a esos mismos municipios vía el Ramo 33.
La Secretaría de Finanzas está distribuyendo los recursos del Ramo 23, violando todos los principios de equidad y transparencia en el gasto.
Los dos municipios más grandes de la entidad, Oaxaca de Juárez y San Juan Bautista Tuxtepec, recibieron apenas 6.62 millones de pesos y 17.31 millones de pesos, respectivamente, de recursos adicionales del Ramo 23 para ejecución directa de esos ayuntamientos.
Es inconcebible que justo en los municipios donde reside la mayor población del Estado se les asignen estas cantidades tan bajas, cuando otros municipios están recibiendo, comparativamente hablando vía ramo 23, más del 100% de los recursos que reciben por conducto del ramo 33, datos que puede observarse en la tabla 1 que aquí les presentamos.
Es muy importante aclarar que los recursos asignados a los municipios que a continuación se detallan, fueron destinados previo a los sismos de septiembre de 2017, así que el posible argumento de que la asignación de los recursos fue debido a la contingencia, es completamente inválida.
Tehuantepec es el municipio que mayores recursos recibió por conducto del Ramo 23, un total de 94 millones 760 mil pesos, lo que representa un 187% de recursos en comparación con los 50 millones 655 mil pesos asignados en el Ramo 33.
Juchitán recibió por el Ramo 23 un total de 47 millones 800 mil pesos, el 69% de los recursos del Ramo 33.
Loma Bonita tuvo una asignación de 44 millones 800 mil pesos, lo que representa el 127% de los recursos obtenidos vía Ramo 33. A Huajuapan de León le fueron asignados 41 millones 700 mil pesos del Ramo 33, equivalente al 84% de la asignación del Ramo 33.
Los 14 municipios contemplados en la tabla 1, nos muestran donde se encuentran ubicados los presuntos “negocios” que funcionarios de la Secretaría de Finanzas (cuyos responsables directos son Jorge Gallardo Casas y Gustavo Marchello Benecchi Loyola) están realizando en materia de inversión pública, en contubernio con funcionarios de esos ayuntamientos.
Ya que lo grave de estas asignaciones radica en el hecho de que son para administración directa de los municipios, aún y cuando varios de estos ayuntamientos no cuentan con lo necesario para realizar tal administración, hubiera sido preferible asignar estos recursos a las dependencias del Estado encargadas de realizar la obra pública, cuidando que se llevaran debidamente a cabo los procesos de licitación correspondientes a cada caso.
Lo anterior tiene una explicación muy sencilla pero también muy dramática de la realidad de lo que ocurre en la Secretaría de Finanzas, la estructura que durante seis años sirvió a Alberto Benítez Tiburcio, sigue prácticamente intacta en la Tesorería del Estado, solo cambió la cabeza de esa área, pero la realidad es que ante el desconocimiento del titular de los procesos de planeación, presupuestación, calendarización, asignación, ejecución, seguimiento y evaluación de la inversión pública, dejó a la estructura de corrupción creada en el sexenio de Gabino Cué.
Insistimos, ello debido a la novatez de quienes están al frente de la Secretaría de Finanzas, no saben, no conocen, son incompetentes y se les ha hecho muy fácil dejar en manos de los gabinistas todo el manejo de la lana, o más bien, son cómplices y copartícipes de la corrupción.
¿O no?
Los negocios siguen viento en popa beneficiando a los mismos personajes del sexenio anterior, en tanto, no se nota la inversión pública en el Estado y en los hechos reales nada ha cambiado. Seguimos ahondando en la recesión económica.
Como otro ejemplo de la continuidad de las prácticas corruptas del sexenio de Gabino Cué en la administración actual, encontramos que siguen asignándose recursos en obras no prioritarias en localidades muy pobres y de poca población, las cuales generalmente carecen de agua, luz, drenaje, pisos de cemento y demás, sin embargo, estrenan canchas techadas porque este es un negocio muy rentable, donde puedes inflar el costo de la obra en casi un 100%, como se observa en la tabla 2 que aquí les presentamos.
Por ejemplo, la comunidad Rancho Faisán en Santa María Jacatepec, donde viven apenas 92 habitantes recibió una asignación por 1.35 millones de pesos para la construcción y techado de una cancha de usos múltiples.
La comunidad Rancho Ramírez en Huajuapan de León, con apenas 108 habitantes tuvo una asignación de 1 millón de pesos para la construcción de una cancha de Futbol. En la agencia municipal Las Ánimas en Santo Domingo Tehuantepec, con apenas 115 habitantes, se asignaron 2 millones de pesos para la construcción y techado de una cancha de usos múltiples.
Y así podríamos seguir, por increíble que parezca, ahí en localidades de poca población, donde por lo general se carece de la infraestructura pública más elemental para la vida, se opta por construir canchas techadas porque son un negocio que deja buenas ganancias.
La corrupción sigue de manera galopante en la Secretaría de Finanzas, de esta manera con semejantes manejos discrecionales del gasto de inversión, se fuga el “milagro oaxaqueño”.
Mientras Oaxaca entraría en recesión económica, los flamantes mandamases de Finanzas, Jorge Gallardo y Marchello Benecchi, se la pasan de lunes a viernes por más de 3 horas “tonificando el cuerpo” en el gimnasio de moda para los “yupis” y “juniors” ubicado en San Felipe del Agua, el Sport City, por el que pagan 2 mil 900 pesos mensuales.
¡Qué tal!
Incluso, nos dicen hasta en tono de burla de la misma Secretaría de Finanzas, que cuando preguntan ¿Dónde anda Marchello?… “tonificando el cuerpo”.
La frase ya se generalizó en los pasillos de la Tesorería del Estado.
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