Oaxaca de Juárez, Oax. 23 de mayo de 2018. En la comunidad de Santiago Texcalcingo, en la región de la Cañada, historias de vida como la de Edén Pérez Dorantes, joven estudiante de bachillerato, que a sus 17 años ha sabido aprovechar nuevos conocimientos para mejorar su calidad de vida y la de su familia, a través de la producción y venta de alimentos.
El joven estudiante del sexto semestre del Instituto de Estudios de Bachillerato del Estado de Oaxaca, comparte que sus experiencias de vida, le han dado fuerza y motivación para emprender actividades en las que muy pocas veces los jóvenes de su comunidad suelen involucrarse.
Tras vencer el cáncer a la corta edad de 15 años, Edén decidió no trabajar el campo, como suelen trabajar los jóvenes de su edad. “Un día mi mamá fue a Tehuacán y se me ocurrió pedirle que me trajera una pizza, pensé en venderla al otro día en la escuela y así fue, sin embargo, solo vendí dos rebanadas, lo seguí intentando y aunque cada día vendía más, las ganancias eran muy pocas” recuerda.
Santiago Texcalcingo es una comunidad con alta marginación y pobreza, hombres y mujeres emigran desde muy jóvenes a la Ciudad de México en donde suelen trabajar en la Central de Abastos, muy pocos logran acceder a la universidad, sin embargo, programas de capacitación para el trabajo brindan oportunidades para que jóvenes y adultos puedan ejercer un oficio y realizar actividades productivas que disminuyan la migración.
Edén se integró a uno de los cursos del Instituto de Capacitación y Productividad para el Trabajo (Icapet) en el que aprendió a construir y desarrollar un horno ecológico. Además con la coordinación del DIF municipal, junto a más habitantes pudieron integrarse en un Curso de Repostería Básica, en el que aprendió a preparar él mismo las pizzas con ayuda del horno ecológico instalado en su domicilio.
“Después de clases llegaba a mi casa a preparar pizzas, se me quemaron, estaban saladas y aunque me desanimé, después con la práctica, pude mejorar y entonces ya no revendía sino las preparaba yo mismo y las podía vender en la escuela y en el pueblo” expresa.
Las ganas de salir adelante y costear sus estudios, motivaron a Edén para después abrir un pequeño local en el centro de Texcalcingo, que con ayuda de sus padres, atiende por las tardes y puede vender alimentos.
“En mi familia somos diez hijos, he aprendido que con este negocio, puedo disfrutar y valorar mi dinero, casi no les pido a mis papás. Agradezco a programas como los del Icapet que nos permiten aprender nuevas cosas con las que podamos generar dinero” apunta.
Para Edén, vivir en una comunidad en la que la mayoría de los jóvenes suelen migrar en busca de mejores oportunidades, también ha sido motivo para emprender su negocio y ser ejemplo de orgullo en su comunidad, en donde sus padres y maestros reconocen el entusiasmo, dedicación y trabajo por mejorar su calidad de vida.