Un exdiplomático de la Santa Sede fue condenado el sábado a cinco años de cárcel por posesión y distribución de pornografía infantil.
Monseñor Carlo Capella había reconocido que bajó pornografía infantil del internet durante lo que llamó un periodo de “fragilidad” y crisis personal debido a un traslado a la embajada del Vaticano en Washington.
En un alegato en que pidió clemencia, dijo que las 40 a 55 fotos, videos y animación japonesa hallados en su teléfono celular representaban simplemente un “tropiezo en el camino” de una vocación sacerdotal que amaba y en la que quería continuar.
El presidente del tribunal, Giuseppe Dalla Torre, dijo que Capella siguió accediendo al material incluso después que el Vaticano lo convocó en 2017.
El juicio contra Capella comenzó el viernes y los magistrados dictaron sentencia que, además de los años de prisión, le impone el pago de una multa de 5 mil euros.
La pena ha sido ligeramente menor a la que solicitaba el promotor de justicia (fiscal) vaticano, Gian Piero Milano, quien había pedido cinco años y nueve meses y una sanción monetaria de 10 mil euros.
Capella, de 51 años, estaba bajo arresto en el Vaticano desde el pasado 7 de abril, después de que el 21 de agosto de 2017 llegara una notificación del Departamento estadunidense de Estado sobre la presunta comisión de ese delito.
En septiembre de 2017, Milano abrió una investigación que concluyó con la acusación de posesión e intercambio de material de pornografía infantil, cargo que está sancionado con “entre uno y cinco años de prisión”.
Antes de ser enviado a la nunciatura de Washington, Capella había pasado por las sedes de la India y Hong Kong y la Secretaría para las Relaciones con los Estados en el Vaticano.
CONFLICTO INTERIOR
Durante su interrogatorio el viernes, explicó que su envío a Washington, donde tenía poco trabajo y amigos, le causó “un conflicto interior, un sentimiento de vacío y de inutilidad”.
“Fueron el origen de actos compulsivos de consultas impropias en internet de cosas que hasta ahora no habían nunca atraído mi interés”, argumentó.
“Me equivoqué. Subestimé la crisis que estaba atravesando y me equivoqué al pensar que podría gestionarla solo”, se justificó.
Fue la misma defensa que expuso hoy ante el tribunal, cuando afirmó que estaba arrepentido y esperaba que esta situación fuera considerada un incidente en el camino de su vida sacerdotal.
Todo comenzó, recordó durante el interrogatorio del viernes, cuando se inscribió en la red social Tumblr, una plataforma donde se pueden conversar e intercambiar videos y fotos, porque le interesaban los “animales con expresiones divertidas”.
Entre los videos encontrados, había uno de un niño pequeño realizando “actos explícitos” y otros de menores de entre 13 y 17 años.
En julio, refirió, con el aumento del “conflicto interior”, comenzó “la búsqueda de estas imágenes inapropiadas de contenido pornográfico” y que ahora, con el paso del tiempo, le producen “repugnancia”.
La defensa argumentó durante el juicio que estos comportamientos “no son señal de cierta peligrosidad, sino de un problema psicológico”.
Para demostrarlo, adjuntó hoy un informe que explicaba que Capella “no ha revelado tendencias a pedofilia o parafilia”, sino que sufre “problemas de tipo psicológico relativos a su fragilidad”.
Sin embargo, la Fiscalía vaticana consideró que Capella había consultado en diversas ocasiones estos contenidos, por última vez en octubre de 2017, ya bajo investigación, por lo que no podía hablarse de “una captación casual de material” de esta naturaleza.
El juicio ha contado con dos testigos, el psicólogo Tommaso Parisi, que le ha atendido en estos meses de reclusión y con quien ha iniciado tratamiento, y el cargo de la Gendarmería (policía vaticana) Gianluca Gauzzi, responsable del examen pericial de sus aparatos informáticos.
Gauzzi explicó el viernes que en el teléfono celular del condenado se encontraron imágenes que mostraban a “menores manteniendo relaciones carnales con adultos” y subrayó que en los “chat” en los que participó el sacerdote pedía imágenes de menores de entre 14 y 16 años.