Guadalajara, México .-Antes de escuchar su sentencia por abuso sexual infantil,Ana Guadalupe pidió al juez la oportunidad de hablar.
Desde la silla para imputados, acompañada por tres defensores privados y custodiada por una policía procesal, la maestra activó el micrófono en el Juzgado de Control y Oralidad de Chapala.
“A los niños yo nunca les hice nada, a los niños nunca los dañé”, manifestó con voz firme.
Con el cabello suelto, ataviada con pantalón de vestir y una blusa a rayas, Ana Guadalupe afirmó que aceptaba la responsabilidad para no afectar más a los menores.
“Tengo hijas, tengo familia, tengo padre y quiero irme”, comentó ante las madres de tres niños afectados que se encontraban en la sala.
A la maestra la acompañaban cuatro de sus familiares, quienes escucharon desde el público la sentencia que emitió el Juez Quinto Penal de Control y Juicio Oral de Chapala, Luis Carlos Vega González.
Para nadie fue una sorpresa que el juzgador encontrara penalmente responsable a la maestra de abusar de tres alumnos de 5 y 6 años en un kínder del poblado San Nicolás de Ibarra.
Tampoco hubo sobresaltos cuando el juez anunció una pena de cuatro años de prisión, pues el castigo era parte de un acuerdo entre la Fiscalía y la defensa.
Las madres de las víctimas permanecieron con un semblante tenso y solamente se movían de forma ocasional para hacer comentarios a su asesor jurídico y a la agente del Ministerio Público.
Al final de la audiencia, uno de los defensores pidió a la fiscal y a las madres que renunciaran al derecho de recurrir a la sentencia, pero se negaron.
La defensa adelantó que pedirían la suspensión del castigo para la maestra, pues es un derecho que la ley proporciona, y que buscarían que dejara la prisión en los próximos días.
El juez golpeó con su martillo para dar por terminada la sesión a las 12:07 horas de ayer.
Antes de desaparecer por la puerta que la conduciría de regreso al reclusorio de Chapala, Ana Guadalupe dirigió una mirada breve al público y salió con las manos atrás.
La sentencia para las madres de los pequeños dejó un sabor agridulce.
“Estás como entre coraje y… ¿qué podemos decir? ¿qué podemos hacer? Ya no se puede hacer nada”, exclamó una de ellas, quien pidió el anonimato.
“Si es lo que marcó la ley pues ya, de alguna manera u otra ya se hizo justicia”.