CDMX.- El presidente Enrique Peña Nieto observa la mítica “silla del águila” y afirma: “Esa silla se pone muy caliente, por eso hay que soltarla rápido”. El Presidente analiza su gestión; advierte sobre los riesgos del populismo para un país; acepta que vivió días aciagos por el escándalo de la Casa Blanca, Ayotzinapa, la visita de Donald Trump a Los Pinos y el terremoto del 19 de septiembre de 2017… temas que marcaron su sexenio.
Destaca en entrevista que por completo rechaza haber pactado el resultado de la elección con López Obrador, a quién la única recomendación que le haría es “cumplir con la Constitución” y le ratifica su respeto.
Acepta que, pese al esfuerzo emprendido, no se ha modificado la percepción en torno a la corrupción y advierte que el repunte de la violencia en el país se debió, entre otros factores, a que se perdió la coordinación alcanzada con los gobiernos estatales en la renovación de gubernaturas en 2015 y 2016.
–Hubo versiones en el sentido de que pactó esta elección con López Obrador, ¿fue así?
“No fue así, no hay pacto, la verdad es que me conduje con una enorme imparcialidad. Es más que evidente y obvia la simpatía política, siempre he militado con gran orgullo en el PRI, un gran partido que ha hecho mucho por este país, pero que pesa sobre el partido el estigma de un gran desgaste. Evidentemente no tenía que entrar en acuerdo con ninguno de los contendientes”.
–¿Sigue pensando sobre los riesgos que implica el populismo?
Si las políticas que instrumente el populismo no están soportadas o no están debidamente cuidadas, bajo la óptica de cuidar las finanzas públicas, la condición económica del país y varias otras terminan por sustentarse en sobreendeudamiento, me parece que es riesgoso para un país. Esto ha pasado en otros países, en donde se descuidó esta parte en aras de privilegiar políticas populistas. Son de este tipo en razón de que otorgan un beneficio inmediato a la población, pero a costo de poner en riesgo la estabilidad económica y terminan por generar y agudizar una crisis económica. No espero que eso ocurra. Yo creo que el próximo gobierno no tiene más que el interés de servirle a la nación.
–¿Está satisfecho de lo hecho durante su administración?
Sí, muy satisfecho. Dejamos un país creciendo, generando empleo, consolidándose como potencia turística, que atrae cada vez más inversión extranjera directa, con estabilidad política y social; 2 millones de mexicanos que abandonaron la pobreza extrema, que ha revertido la tasa de informalidad de 60% a 56%. Me siento satisfecho de estos logros.
Tenemos deficiencias, porque hay que ser autocrítico. No me encuentro satisfecho plenamente con los logros en materia de seguridad, que si bien los primeros tres años permitieron revertir la tendencia en la tasa de criminalidad, tuvimos en los últimos tres años una regresión.
–¿Las reformas estructurales están en riesgo?, ¿deben defenderse?
Yo creo que son un escalón que se ha construido, importante. Ninguna administración parte de cero, parte de recoger lo que se ha hecho, de preservar lo que funciona y de modificar o perfeccionar aquello que no da lo que se necesita para el bien del país.
Yo respeto la óptica que tenga el nuevo gobierno. Más que hablar de las diferencias que tuvimos en el pasado, de algo estoy cierto: todo gobierno que asume esta responsabilidad piensa en cómo promover el desarrollo del país, cerrar brechas de desigualdad y generar más oportunidades para los mexicanos.
–¿Por qué perdió el PRI?
Porque en democracia se gana y se pierde. No hay triunfos ni derrotas para siempre. El PRI ha hecho su aportación al desarrollo nacional, ha sufrido su desgaste, sus descalabros, en los actores que se han representado en diferentes responsabilidades y que no han estado a la altura.
–¿Cuál fue su mejor y peor día?
El mejor día, todos. Porque me dieron la oportunidad de asumir la responsabilidad como Presidente y tomar decisiones orientadas a servir a México y cumplirle al país.
Días difíciles, pues cuando se tenían que tomar decisiones complicadas y a veces no muy populares, pero siempre con sentido de responsabilidad. Todas las decisiones las tomé pensando en el bien de México, algunas resultaron mejor que otras.
–¿Concretamente?
Recuerdo el encuentro con el hoy presidente de Estados Unidos [Donald Trump], cuando era candidato, que tenía un propósito, los postulados de su campaña ya venían impactando en el valor de nuestra moneda y exigía que hubiese un acercamiento para darle la justa dimensión a la relación entre México y Estados Unidos. Fue un encuentro apresurado, que no se dio en el mejor entorno social.
–¿Pero se arrepiente de haber tenido ese encuentro con Trump?
Me arrepiento de la forma en que se dio, pero a la postre creo que dejó también un saldo positivo, nos abrió la puerta del diálogo y del entendimiento con quien se convertiría en presidente de Estados Unidos.
Otro momento francamente difícil fue Ayotzinapa, sobre todo en la pena que significó a los padres de familia, con los que tengo enorme empatía por el dolor que los embargó y que siguen teniendo, donde la PGR atrajo una investigación de orden local, pero que dedicó recursos humanos y materiales para realmente saber qué había ocurrido.
Y yo me quedo con la investigación realizada, con lo que han definido que lamentablemente ocurrió ahí, donde 43 estudiantes murieron y fueron quemados en este basurero, como muchos elementos de la investigación así lo acreditan y hoy hay más de 100 personas detenidas, procesadas como presuntos participantes y responsables de estos lamentables hechos.
Otro tema que te marca es el de la Casa Blanca, sin duda fue uno que, no obstante al no haber un acto de ilegalidad, generó una percepción de que sí la había y ante ese hecho la institución presidencial perdió credibilidad. Por eso ofrecí una disculpa.
Un momento difícil fue la emergencia generada por los sismos de septiembre, por el del 19 de septiembre, donde actuamos con toda la capacidad para estar cerca de la gente, para apoyar a quienes perdieron todo, fueron días difíciles en los que estuvimos cerca de la gente.
–Será un expresidente muy joven, ¿a qué se dedicará?
Voy a vivir en México, quiero vivir en el Estado de México. No tengo definido a qué me voy a dedicar, pero tengo claro que no me voy a dedicar a la política. Tengo claro que para mí concluye mi carrera política. Buscaré en qué reinventarme.
–¿Si usted pudiera hacerle una recomendación al presidente López Obrador, sólo una, cuál sería?
Cumplir con la Constitución. Yo no estoy para hacer recomendaciones a nadie; al contrario, respeto mucho a quien va a asumir esta responsabilidad, en este caso al licenciado Andrés Manuel López Obrador le guardo reconocimiento, fue ganador de la contienda por la Presidencia y lo único pues es ceñir su actuar a lo que marcan nuestras leyes.