El verdadero reto que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador tiene en los próximos seis años de su mandato, será efectivamente, no fallarle al pueblo de México, como bien se lo dijo de frente un ciudadano: “No tienes derecho a fallar”.
Frase lapidaria que López Obrador retomó en su discurso de toma de protesta, sabedor que esas palabras lo sentaron en la realidad que tiene enfrente, de no ser más de lo mismo que sus antecesores como Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto, por mencionar a los más recientes mandatarios de la Nación, que lamentablemente le fallaron al país.
Tampoco tiene derecho a equivocarse, no, por todo lo que prometió al pueblo mexicano, que lo legitimó con su voto, 30 millones de sufragios, que creen en la alternancia política, en una nueva forma de gobernar, hartos, cansados de la terrible corrupción, la inseguridad y el desempleo, tres grandes males que han hundido a México.
Tenemos hoy a un Presidente de izquierda con una nueva forma de gobernar, histórico para nuestro país, que por supuesto merece el beneficio de la duda, populista sí, pero hace clic con la ciudadanía, sí conecta con lo que al pueblo le gusta, ver a su Presidente caminar sin guardia presidencial, llegar a su toma de protesta en un Tsuru, viajar en aviones comerciales como cualquier ciudadano, sin privilegios, los mantiene embriagados y esperanzados de que las cosas van a cambiar.
En presencia del ahora ex presidente, Enrique Peña Nieto, dijo que hoy inicia la cuarta transformación política de México, que implica un cambio de régimen político, pero de una forma pacífica y ordenada, profunda y radical, porque se acabará con la corrupción y con la impunidad.
“Nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y de la pequeña minoría que ha lucrado con el influyentísimo, esa es la causa principal de la desigualdad económica y social, y también de la inseguridad y de la violencia que padecemos”, refirió.
“Si me piden que exprese en una frase el plan del nuevo gobierno, respondo: acabar con la corrupción y la impunidad”, sentenció López Obrador, en su primer mensaje a la nación desde el Congreso de la Unión, pero luego se contradice cuando sentencia: “en esta nueva etapa, no se va a perseguir a nadie porque no se apuesta al circo ni a la simulación, porque no habría juzgados ni cárceles suficientes, pero además se metería al país a una dinámica de fractura, conflicto y confrontación”.
¿Entonces?…¿ es borrón y cuenta nueva?…¿es punto y aparte?…¿y quiénes saquearon al país, se quedan sin castigo?, ese es un grave resbalón y más aún cuando todavía felicitó a su antecesor, Enrique Peña Nieto, uno de los peores mandatarios que ha tenido México, pero se va impune, sin mayores preocupaciones, dejando a su paso una estela de muertos y desaparecidos.
Otro error garrafal, hay que decirlo, después que supuestamente en la primera consulta realizada en el país para determinar el lugar donde se construirá el aeropuerto de la Ciudad de México, ganó Santa Lucía y por ende la obra iniciada en Texcoco quedaría cancelada.
Pues no, de acuerdo a lo que escribe Raymundo Rivapalacio, debido a razones financieras y jurídicas y por amenazas de demandas en Estados Unidos y la caída del TUA, la obra del nuevo aeropuerto en Texcoco se reinició y se va a reevaluar, de acuerdo a la información confirmada por el director del GACM, Gerardo Ferrando.
Aunque ayer lunes a las 7:00 am de Nueva York se emitió una oferta por hasta 1.8 mil millones de dólares de los bonos, en subasta desde 0.90 USD y hasta par de los bonos. Se cubre así el vacío de información con acción muy concreta y que da certeza a los inversionistas. Se considera un trato justo para éstos.
La propuesta, según un comunicado oficial, se hará valida en los siguientes 20 días hábiles, se busca que haya suficientes propuestas de aceptación para poder anunciar el cierre de la operación del NAIM en la segunda quincena de diciembre.
Mientras tanto el dólar se empezó a encarecer ayer, llegó a 20.16 luego de que estuvo en 20.04, según el periódico El Financiero en su versión digital, lo que es signo de preocupación y por supuesto los memes con la frase coloquial de AMLO circularon por todos lados: “me canso, ganso”.
El asunto del aeropuerto de la Ciudad de México debe resolverlo el Presidente López Obrador lo más inmediato posible, para no meter al país en un brete de incertidumbre financiera, eso sería garrafal para la economía de México.
Y el avión presidencial partió ayer hacia los Estados Unidos donde será rematado, con lo que según un estudio, México perdería hasta 137 mil millones de dólares.
“Estoy preparado para no fallarle a mi pueblo. Estoy consciente de la gran expectativa que existe entre los mexicanos, y el desafío que significa enfrentar los grandes y graves problemas nacionales, pero soy optimista… creo que nos vamos a convertir en una potencia económica y, sobre todo, en un país modelo que habrá de demostrar al mundo que acabar con la corrupción es posible”, es otro de los compromisos asumidos por el Presidente de la República.
Su primer discurso ya envestido como Jefe del Ejecutivo Federal se enfocó insistentemente sobre la corrupción, e incluso reportó que su equipo de trabajo ha promovido una ley para convertir la corrupción en delito grave “me comprometo a no robar y a no permitir que nadie se aproveche de su cargo o posición para sustraer bienes del erario o hacer negocios al amparo del poder público”.
Que desde hace años ha promovido la reforma al artículo 108 de la Constitución para eliminar la impunidad y los fueros de los altos funcionarios públicos, empezando por el Presidente de la República, iniciativa de ley que ya se envió al Senado, y podrá ser juzgado como cualquier ciudadano por el delito que sea, aun estando en funciones.
Dijo que otro distintivo de su gobierno será la separación del poder económico del poder político pues no será un simple facilitador para el saqueo; se acabará la vergonzosa tradición de fraudes electorales y con la gasolina se comprometió que al culminar la refinería que se construirá y se rehabiliten seis más, bajará el precio de dicho combustible.
Esa es otra promesa de campaña que al menos por el momento, como lo prometió, se dio cuenta que no podrá cumplirla.
Habló también de que las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros estarán seguras y se crearán condiciones hasta para obtener buenos rendimientos, “porque en México habrá honestidad, Estado de derecho, reglas claras, crecimiento económico y habrá confianza”.
Muchos compromisos, que conforme transcurra su mandato iremos viendo si los cumple, porque insistimos, no puede fallarle al pueblo de México.
Y en lo que respecta a Oaxaca, el futuro que le pinta AMLO se avizora prometedor, que de cumplirlo, el Istmo de Tehuantepec se convertiría en una potencia económica y desarrollo con la vía férrea para un tren de contenedores de carga y se ampliarán los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, para comunicar en menos tiempo a los países de Asia con la costa este de Estados Unidos.
En este corredor habrá energía eléctrica y gas a precios bajos, así como subsidios fiscales para la instalación de fábricas y la creación de empleos, así lo prometió y esperamos que lo cumpla, o por lo menos que se concluyan las supercarreteras al Istmo y la Costa.
Por último, y aquí viene lo interesante de todo lo que planteó en su discurso de toma de protesta, de que se someterá a la revocación del mandato y en dos años y medio habrá una consulta y se les preguntará a los ciudadanos si quieren que el Presidente de la República se mantenga en el cargo o que pida licencia, “porque el pueblo pone y el pueblo quita, y es el único soberano al que debo sumisión y obediencia”.
¿Y qué tan confiables son sus consultas?…¿qué garantías tienen las y los mexicanos de que no son manipulables?…¿nos espera una dictadura perfecta?
¡Me canso, ganso!
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