Pedro Villa y Caña
CDMX.- Y se tuvo que enfrentar a la realidad. Treinta horas después de ser vinculada a proceso y recluida en la cárcel de Santa Martha, Rosario Robles Berlanga se tuvo que enfrentar sola, vestida con su uniforme beige —como el resto de las casi 2 mil reclusas que hay en el penal— a la realidad que vivirá por lo menos durante los dos meses que estará en prisión preventiva.
Es miércoles por la mañana. No es día de visita, pero sí pueden ingresar abogados para platicar con sus clientes. Litigantes se forman ante las puertas de metal de la penitenciaría —inaugurada hace 15 años por el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador— pero ninguno de ellos es del equipo jurídico de la extitular de Sedesol.
Las horas pasan y los abogados de Rosario siguen sin aparecer. Realizan trámites para poder echar abajo la medida cautelar y que su clienta siga el proceso en libertad.
Es mediodía, sicoterapeutas y voluntarios que apoyan a las internas salen del penal comentando que la llegada de Rosario Robles ha generado un sentimiento de inconformidad al comparar las condiciones en las que ellas viven y en las que se encuentra la nueva inquilina, quien comparte el área con Mónica García Villegas, Miss Mónica, exdirectora del Colegio Rébsamen acusada de la muerte de 19 menores de edad en el sismo del 19 de septiembre de 2017.
“Es algo que les ha afectado a algunas internas, porque han tenido que acatar algunas restricciones por la llegada de Rosario, por ejemplo, si quieren ir al médico o a alguna parte, tienen que esperarse porque está ella”.
Son las cuatro de la tarde y en 60 minutos se termina la visita de abogados, pero decenas de trabajadores salen a comer o se van a casa. Alguien comenta: “Mira, hay cámaras esperando a ver si sale Rosario Robles”.
Son las 18:00 horas. Salen los últimos trabajadores y abogados. La posibilidad de que llegue la defensa de la exfuncionaria federal se extingue, como el sol que anuncia que la segunda jornada de Rosario Robles en la cárcel ha terminado. Le restan, al menos, 58 días más.