Tener a niños y niñas, así como adolescentes vendiendo chicles, dulces o pidiendo apoyos económicos es un problema complejo, que no sólo tiene que ver con que sean víctimas de explotación laboral, sino también por un asunto de pobreza que no se ha atendido en sus comunidades, afirmó María Cristina Susana Pérez Guerrero Samora, Procuradora Estatal de Protección de los Derechos de Niños Niñas y Adolescentes.
Explicó que la ciudadanía, en su justo reclamo, pide actuación para no tener a más niños y niñas trabajando cuando deberían estar en la escuela o jugando, sin embargo, cuando se investiga cada uno de los casos de esa niñez que se ve principalmente en zonas urbanas trabajando, se puede verificar que el problema es más complejo.
Mencionó que no sólo se trata de hacer operativos y tomar a los niños o niñas y llevarlos a espacios como albergues, sino de saber por qué están trabajando, quiénes son sus responsables y hacer también un trabajo de concientización.
“Hemos visto casos en donde familias enteras han migrado a las zonas urbanas y nos dicen que sólo les ayudan los fines de semana pero que sí van a la escuela, o que en sus comunidades no hay qué comer, que la tierra no da lo suficiente, muchos más son niños y niñas que vienen de Chiapas y otros estados donde también enfrentan serios problemas de pobreza”, dijo.
Expuso que otros niños y otras niñas migran a zonas urbanas sólo por temporadas de afluencia turística, el resto del año van a la escuela, aun así se trata de un problema que hace falta atender, porque esta niñez tiene derechos que el Estado, en su conjunto, tiene que garantizar.
Expresó que también se ha tenido mucho cuidado para que no haya más casos de víctimas de trata, un delito grave que se vio el año pasado con niños y niñas de Chiapas, mismo al que también se le ha dado seguimiento para verificar que se encuentren con sus papás y mamás, y se les brinde todo el apoyo posible que garantice sus derechos.