De verdad, el mundo de hoy, parece ser no el mejor de los mundos. Nada es sólido, todo se desvanece en el aire. Las relaciones entre los seres humanos tienen sello de fugacidad, de inmediatez, de banalidad, sólo vale el hoy y el ahora.
Es muy claro que la diferencia fundamental entre el animal y el hombre, consiste en la perfeccionalidad de éste, que en aras de su libertad puede llegar a ser un santo o un demonio. Los perfiles de lo demoníaco van apareciendo poco a poco.
Cada vez más los Estados, los gobiernos y las administraciones públicas muestran su impotencia para, por lo menos, equilibrar los conflictos que nacen de esta sociedad líquida. La violencia de los malosos los está superando, como antaño, la seguridad de las personas y de sus bienes es prioridad, en este ámbito los Estados están perdiendo la partida.
Además que una gran suma de necesidades humanas se está convirtiendo en derechos, por lo tanto exigibles, además de que estas necesidades se están incrementando a una velocidad increíble, que no existe Estado alguno que pueda humanamente responder.
Los hombres y de su capacidad de producción son arrastrados también por las nuevas necesidades y demandas que tienen características de nacer como transitoriedad. La velocidad del desarrollo de la técnica y de la ciencia no tiene parangón en la historia humana.
La superficialidad hace parecer, esta ciencia, esta técnica, como uno más de los instrumentos para los momentos de sus vidas. El aprecio por la vida es cada vez menor, así como de los recursos naturales. Dios se ha convertido en un instrumento para los momentos apremiantes y no como ser de vida. De verdad, los malosos están ganando la batalla.
De la sociedad de santos del medioevo hemos pasado a la sociedad de cerdos, que vive de la pura necesidad y ha olvidado la espiritualidad que a veces alimenta mejor.
Por el contrario, el mundo de la comunidad y de los principios de la filosofía de la comunalidad, que le es propio, aparece como una alternativa para construir una nueva civilización en donde quepamos todos, con todas nuestras diferencias.
Por ejemplo, debemos asumir la existencia de una nueva propiedad que no es propiedad pero que al ser de todos no es de nadie, me refiero a la propiedad de lo común, su existencia le sumamos la propiedad privada y la propiedad pública. El oxígeno es un ejemplo de la propiedad de lo común y cada vez más habrá este tipo de propiedad, porque así lo exige la dinámica del desarrollo humano.
Ambos mundos, el mundo de la modernidad y el mundo de la comunalidad no se deben de excluir, es posible la síntesis de lo mejor de ambos, los extremos no acuerdan con la prudencia, el justo medio tiene el signo de la justicia. La modernidad y la tradición pueden ser una excelente síntesis, así como la ciencia y las creencias, no olvidar tampoco la posible simbiosis entre mito y razón.
Una nueva civilización es posible, a la modernidad habría que darle un piso sólido como lo es la comunidad. De acuerdo a su principio, será posible construir una nueva morada, un nuevo hogar, en el que a partir de una nueva conceptualización y categorización de los hechos y de las cosas, será posible construir un mundo más justo y libertario.
Por las razones anteriores, es importante la iniciativa de los tribunales electorales de nuestro país, de crear el Observatorio Latinoamericano de Sistemas Normativos Indígenas, en cuya integración destaca el colegiado de Oaxaca, en cuya direcciónestá el magistrado presidente del Tribunal Electoral del Estado de Oaxaca, Miguel Ángel Carballido.
Cabe destacar la presencia de importantes personalidades e instituciones de Latinoamérica y de México. Este es un primer paso para que nuestras naciones tengan un organismo de comunicación permanente, de seguimiento de la efectividad del cumplimiento de sus derechos y de abrir, de ampliar la brecha para alcanzar una civilización plural, democrática, justa y libertaria, con principios y valores humanitarios y comunitarios.
El espacio que abre el Observatorio será de suma utilidad para nuestras naciones, un espacio que ya era necesario para iniciar el logro de la hermandad de las naciones originarias de América Latina, que en la diversidad de sus vivencias es posible la creación de un lenguaje común para que por fin, escribamos nuestra propia historia, desde la profundidad de nuestro ser.
Se reconoce la iniciativa de nuestros magistrados electorales, quiere decir que su compromiso por una eficaz justicia electoral para nuestras naciones originarias es posible. Se hace camino al andar y hoy se ha iniciado un largo caminar, no es un camino real, es por el contrario, escabroso, es vereda, muy estrecha, de esto no cabe la menor duda, pero superable.