La reducción de las importaciones de gas licuado de petróleo (GLP) para uso doméstico en Cuba, que el Gobierno atribuye al refuerzo de las sanciones de Estados Unidos, afecta al suministro de más de 1.7 millones de clientes, informó la empresa estatal Unión Cuba-Petróleo (Cupet).
El déficit de GLP ha obligado a alargar el período de entrega a todos los clientes, tanto los que lo adquieren de manera regulada por composición de núcleo como los que los compran de forma liberada.
En el caso de las familias de dos personas, podrán comprar un cilindro del producto cada 35 días y, de acuerdo a la escala establecida, el ciclo baja para aquellas con más integrantes hasta las que suben de diez, que lo recibirán cada 16 días, según detalla una nota publicada en la página web de Cuba-Petróleo.
Pero para los consumidores que compran ese producto de forma liberada, incluidos los trabajadores del sector privado que lo utilizan en negocios como restaurantes y cafeterías, la medida amplía el ciclo hasta 60 días para adquirir un cilindro del producto.
Asimismo, la empresa perteneciente al Ministerio de Energía y Minas insta a la población a adoptar medidas de ahorro y uso eficiente del gas licuado.
Cuba busca nuevos proveedores
El jefe de combustibles domésticos de Cupet, Lucilo Sánchez, declaró a medios estatales que Cuba busca nuevos proveedores de GLP en Europa para sustituir las entregas que los suministradores contratados por la compañía cubana Corporación Panamericana S.A se negaron a realizar para finales de diciembre de 2019 y principios de enero de este año, como estaban planificadas.
Los posibles nuevos mercados están distantes y se decidió alargar el ciclo de entrega tanto a los 872,252 clientes que lo compran de manera “normada”como a los 830,972 que lo adquieren de forma liberada, precisó el directivo.
En ese sentido, advirtió que habrá “mayores limitaciones” para los consumidores de combustible doméstico tanto del sector estatal como del no estatal, incluyendo a quienes gestionan determinados negocios privados, y recalcó que la prioridad la tienen la población y los centros o instituciones estatales que brindan servicios básicos.
Además señaló que la situación con el abastecimiento del denominado “gas de balita” (embotellado en cilindros) es “compleja” porque en la isla solo se puede producir alrededor del 20 por ciento de los volúmenes que se necesitan para cubrir la demanda.
No obstante, indicó que “no hay dificultades” para los consumidores de gas manufacturado, que se procesa a partir de los yacimientos de petróleo existentes en la franja norte occidental del país.
La producción de petróleo y gas
Cuba produce 3.5 millones de toneladas de petróleo al año, de los cuales se obtienen 2.6 millones de toneladas de petróleo crudo y aproximadamente 1,000 millones de metros cúbicos de gas natural, según cifras oficiales.
La producción cubana de petróleo cubre aproximadamente el 48% de la demanda energética nacional, y la isla produce el 97% del gas natural asociado que se utiliza para la generación eléctrica y el consumo doméstico en La Habana.
Un comunicado de Cupet divulgado el pasado lunes para anunciar las dificultades en la importación de GLP recordó que durante 2019 el Gobierno de EE.UU. impuso nuevas y sucesivas sanciones a compañías, armadores, buques y empresas de seguros con el objetivo de impedir la llegada de combustibles a Cuba, entre ellas a la Corporación Panamericana S.A, creada en la década de 1990.
En septiembre pasado la isla atravesó una complicada situación energética porque dejó de recibir petróleo temporalmente debido a las presiones de EE.UU. a las navieras para evitar la llegada de combustible a Cuba en represalia por su apoyo a Venezuela, su principal proveedor.
En los últimos meses la administración de Washington ha aplicado nuevas sanciones contra Cuba que han impactado con dureza en su economía, en represalia por la supuesta injerencia cubana en la crisis venezolana y su apoyo incondicional al presidente Nicolás Maduro.
Desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, el presidente de EE.UU.,Donald Trump, ha endurecido la política hacia Cuba con reducciones del personal diplomático, el aumento del embargo comercial, restricciones a los cruceros y limites a los viajes de estadounidenses a la isla.