El gobierno de Donald Trump desplegará en distintas ciudades santuario a unos 100 agentes de una unidad táctica de la Patrulla Fronteriza con el objetivo de realizar arrestos en estos espacios. La medida es una escalada más de la estrategia del presidente para debilitar a estas localidades que se niegan a colaborar con las autoridades de inmigración, cuenta el diario The New York Times.
Entre las ciudades a las que serán enviados estos funcionarios están Chicago y Nueva York. Allí reforzarán el trabajo de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) en la aprehensión y deportación de indocumentados, y sobre todo para ofrecer una demostración de fuerza, dijeron al Times dos fuentes con conocimiento de la operación secreta. Otros grupos serán enviados a San Francisco, Los Ángeles, Atlanta, Houston, Boston, New Orleans, Detroit y Newark.
Una fuente más dijo al diario que la meta de este trabajo conjunto es aumentar en al menos 35% las detenciones en estos espacios santuario.
Lawrence Payne, un vocero de ICE, confirmó la información al diario y explicó además que las operaciones se realizarán para “aumentar la integridad del sistema de inmigración, proteger la seguridad pública y fortalecer la seguridad nacional”.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) criticó la iniciativa: “Esta es una clara represalia contra los gobiernos locales por negarse a cumplir las órdenes del gobierno (federal). Pondrá vidas en peligro al militarizar aún más nuestras calles. Los gobiernos locales no deberían enfrentar represalias por centrarse en las necesidades de la comunidad local y utilizar el dinero de los contribuyentes de manera responsable, en lugar de ayudar a deportar y detener a los miembros de la comunidad”, dijo en un comunicado Naureen Shah, asesora principal de política y defensa de los derechos de los inmigrantes.
“Durante tres años, el gobierno ha potenciado y ampliado sistemáticamente la autoridad de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), incluso aumentando el presupuesto de CBP. Ahora, mucho más allá de la frontera, los agentes de CBP están tratando de eludir la aplicación de la ley local para vigilar a la nación con cero responsabilidad. El despliegue de agentes de CBP en las ciudades es un uso peligroso y derrochador de recursos que principalmente daña a las comunidades de minorías”, agrega.
De febrero a mayo
Un correo electrónico enviado al personal de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y que fue leído por el periódico, precisa que estarán desplegados en esas funciones de febrero a mayo.
Entre los agentes hay miembros de la unidad táctica élite conocida como BORTAC, que tiene funciones similares a las de un equipo de acciones especiales SWAT pero en la frontera. Dotados con equipos adicionales, como granadas, y al tener en sus filas francotiradores, sus oficiales tienen a cargo operaciones de alto riesgo contra criminales. También irrumpen en casas utilizadas por los coyotes para el tráfico y secuestro de personas. Sin embargo, los oficiales de la BORTAC no podrán irrumpir a la fuerza en viviendas específicas o tumbar puertas para realizar arrestos.
En un comunicado, el director en funciones de ICE, Matthew T. Albence, dijo explícitamente que la decisión de utilizar estas unidades es una respuesta a las políticas adoptadas por las ciudades santuario, que dificultan el trabajo de las autoridades federales de migración.
“Como hemos visto por años, en aquellas jurisdicciones donde no se nos permite tomar la custodia de extranjeros detenidos en cárceles nuestros oficiales son forzados a hacer grandes arrestos de criminales que han sido devueltos a las comunidades”, dijo, y repitió el argumento de que una vez que ellos son liberados en las calles “aumentan la ocurrencia de crímenes que son prevenibles”.
Para Gil Kerlikowske, un excomisionado de CBP, la medida es un “gran error”. “Si fueras un jefe de policía y tuvieras que hacer una detención de alguien con faltas relativamente menores, no enviarías a un equipo SWAT. Ellos están entrenados para misiones de mayor riesgo”, dijo al Times .
Lo normal debería ser que las operaciones de ICE busquen la detención de personas con antecedentes criminales o que han violado leyes migratorias. Sin embargo, casi siempre terminan realizando “arrestos colaterales”, ya sea de miembros de la familia de esa persona o que viven en la misma comunidad.
Las ciudades santuario son espacios que se niegan a colaborar con las autoridades de migración ya sea en la entrega de personas que tienen en sus prisiones o para entregarles información relacionada con inmigrantes que viven en esas localidades. Y lo hacen para evitar que los inmigrantes indocumentados deban resistir el día a día en un miedo permanente de ser detenidos y deportados aún cuando estén en sus casas. Eso hace que sea más difícil para ICE localizar a inmigrantes que quieren detener y que se encuentran en estos espacios.
Por eso, desde que llegó a la presidencia, el presidente Trump ha mantenido una pelea frontal con las localidades santuario y ha tomado distintas medidas para debilitarlas: van desde el recorte de fondos federales para ellas, hasta la búsqueda de castigos —como desconocer la validez de identificaciones estatales ya sea dentro del país o al cruzar fronteras— para quienes se nieguen a compartir información con entidades del gobierno.