LAS VEGAS, EU.- Donald Trump ha demostrado ser un maestro en el arte de la seducción mediática, está dedicando a contraprogramar como puede las primarias y caucus demócratas. Lo volvió a hacer ayer en Nevada, con un mitin en el Centro de Convenciones de Las Vegas, a escasos dos kilómetros de su hotel dorado de la “ciudad del pecado”.
Este fin de semana son los caucus demócratas en Nevada, tercera parada del proceso de selección del candidato presidencial para las elecciones de noviembre. Y, por tercera vez, Trump decidió ser su sombra y mostrar músculo al reunir a centenares de seguidores.
Todos los mítines son parecidos: clásicos del pop-rock anglosajón al máximo volumen, marea de gorras rojas a 25 dólares la pieza, grandes éxitos de los discursos del presidente, euforia cuando se cita el muro en la frontera con México; abucheos cuando se habla de los “locos” demócratas, a quienes insulta y denigra sin freno; gritos de “cuatro años más” o incluso más.
La presencia del mandatario en el estado de Nevada no tenía otra lectura que contraprogramar a los demócratas, probar las aguas de su poder de convocatoria en el estado.