René Bejarano, líder nacional del Movimiento Nacional por la Esperanza, afirmó que se tiene que corregir y re orientar como gobierno federal lo relacionado con el movimiento feminista, pues el costo puede ser alto, la vida y la seguridad de las personas, pero en especial de las mujeres de todas las edades no tiene precio.
El profesor estuvo en Oaxaca con motivo de la reunión de líderes estatales dirigido por Movimiento Nacional por la Esperanza, estuvieron presidentes municipales y simpatizantes con esta organización.
En entrevista, René Bejarano aseguró que la cuarta transformación tiene que ser feminista, es por ello que como movimiento van a ser solidarios con la acción de las mujeres que se está convocando para el 9 de marzo.
Indicó que la propuesta del movimiento feminista más que un paro, trata de una jornada de concientización sobre la creciente violencia que viven las mujeres por razón de género.
Precisó que ser una transformación feminista significa ser congruente en lo relacionado con el respeto a los derechos de las mujeres desde que nace hasta su muerte, respetarlas siempre desde su nacimiento hasta su muerte, darles una posibilidad de desarrollo con equidad, que no sean acosadas ni hostigadas, ni violentadas, ni maltratadas físicamente.
Agregó que las mujeres deben tener acceso a las mismas oportunidades educativas, de desarrollo personal, que se puedan empoderar, puedan ser libres de ejercer su sexualidad, que no sean perseguidas por su apariencia, que tengan posibilidades de ejercer libremente su maternidad, que tengan apoyos sociales para avanzar.
“Importante también es que se combatan los feminicidios, se endurezcan las penas para los feminicidas, se depuren bien los cuerpos encargados de procuración de justicia para que cuando haya violencia contra las mujeres se castigue y persiga a responsables, que se eduque más a la sociedad para el respeto de las mujeres, y sean los gobiernos estatales y federal, feministas”, abundó.
Por otra parte, agregó que el movimiento feminista es hoy por hoy, la manifestación profunda y radical del cambio que requiere el país, pone en el centro del cuestionamiento la cultura de la desigualdad y el autoritarismo de la sociedad mexicana, es decir, la cultura y la sociedad patriarcal.
Puntualizó que al movimiento feminista no lo alientan manos negras ni intereses obscuros, sino la cultura patriarcal y machista, la violencia sistemática, las violaciones y los feminicidios, la falta de acciones y resultados desde el ámbito de las instituciones, del estado en su conjunto, las que alimentan la movilización e “incendian la pradera”.