El bullicio agoniza cada segundo, cada minuto y cada día que pasa. Los descansos son obligatorios; entre pasillo y pasillo corren los lamentos pero una pequeña esperanza los mantiene al interior de los Mercados “Benito Juárez” y “20 de Noviembre”.
De las gargantas emerge el clamor: “¡tlayudas o blandas, pase doñita!, ¿qué le doy?” Entre miradas de tristeza, el cansancio se carga a cuestas porque los alimentos se ofrecen pero no hay demanda.
Apiladas en bolsas las tortillas permanecen intactas. Los colores y olores de los mercados se van haciendo menos pero intentan no apagarse.
En el área de comedores esta Juanita; sus ojos han sido testigos y sus oídos escuchan como todos los días cae una cortina más, porque es difícil mantenerse en medio de la incertidumbre económica.
En medio de los pasillos, los locatarios del “Benito Juárez” han colocado gel antibacterial para aquellos que aún visitan este recinto comercial para realizar sus compras.
El dirigente de la organización Benito Juárez, Artesanos y Locatarios, Maximiliano Néstor Cruz Jiménez aseguró que los comerciantes han implementado una serie de estrategias.
En este sentido manifestó que los vendedores se han turnado para abrir sus locales y evitar la conglomeración pero además aseguró que se mantendrán hasta que las condiciones lo permitan.
“No podemos hacerle al superman, pero seguiremos hasta que se pueda”, expuso el también vendedor quien manifestó que en un día normal se reciben a más de dos mil visitantes pero hoy ha bajado hasta en 500 personas.
Sentado en medio de locales cerrados, el hombre confía en que las medidas que se tomen puedan evitar la propagación del COVID-19.
Afuera de los recintos, la esperanza aún se recarga en las paredes y se niega a morir.