Ahora sí estamos aterrados, es demasiada gente la que se está muriendo y lo más grave es que nuestras autoridades de salud federal y estatal, no han podido mitigar la pandemia.
Es importante también admitir que como ciudadanía hemos fallado, hoy en el Istmo de Tehuantepec hay un pánico entre la gente, porque hay muchas personas que se están muriendo de infarto, específicamente en Juchitán, Unión Hidalgo, Zanatepec, aunque en este último municipio de la zona oriente no se tienen oficialmente casos de coronavirus, según los reportes que nos han llegado a este espacio.
No hay exámenes, por lo tanto no pueden ser contabilizados como covid-19, puesto que no se tiene la certeza de que sea la enfermedad, aunque tengan los síntomas, de ahí que se reporten los subregistros de casos. Hoy las alertas están en Juchitán, porque se convirtió en el centro de la pandemia.
De acuerdo a las cifras estatales, hasta anoche se reportaban 5671 casos confirmados, es decir, 262 contagios en un día, cifra record en la entidad, y señal inequívoca de que estamos todavía en muy alto riesgo, y no hay condiciones para salir del confinamiento, aunque la nueva normalidad será de forma gradual, según las instrucciones del Gobierno de Alejandro Murat Hinojosa.
Además de las 13 defunciones, según el reporte del nacional, porque en Oaxaca, hay que decirlo, tienen otras cifras, el reporte era de 15 muertos, y de última hora hicieron una actualización para ajustarlo a los casos que subió Salud federal y empatar las cifras.
Lo que queda claro es que juegan con las estadísticas, por eso la ciudadanía se muestra incrédula, hay mucha gente que a estas alturas todavía no cree en el covid-19, pero esa falta de credibilidad ha sido generada precisamente por el subsecretario federal de salud, Hugo López Gatell y los funcionarios de los Servicios de Salud de Oaxaca, ambos tienen responsabilidad porque como dicen una cosa, dicen otra.
Y para muestra un botón.
Sin dejar de lado Tuxtepec, donde la cifra de contagios es alta con 611 casos y Xoxocotlán con 419 positivos; en Juchitán según reporte de la Regiduría de Panteones fallecen de 3 a 5 personas diarias por causas relacionadas a la enfermedad, desde el 1 de abril empezaron las estadísticas de muertos, contabilizan 30 personas sin saber con exactitud si fue o no de coronavirus, no aparecen en las estadísticas de Salud federal ni estatal.
Mientras que del viernes 26 de junio al jueves 2 de julio, las autoridades municipales a través de la Regiduría de Panteones reportan 24 defunciones, sin saber a ciencia cierta si fue covid-19, las actas de defunción vienen por insuficiencia respiratoria y estas cifras tampoco aparecen.
Pero la misma ciudadanía juchiteca y algunos medios de comunicación locales lanzaron la alerta roja, sobre las defunciones silenciosas que se están registrando, puesto que la gente prefiere no llevar a sus enfermos a los hospitales y que fallezcan en sus casas, porque pesan más los rituales fúnebres, le tienen pavor a la discriminación ciudadana y van a enterrar a sus muertos, a quienes los velan y es ahí donde también hay un alto riesgo de contagio.
Ante la gravedad del problema, el presidente municipal Emilio Montero Pérez convocó a una Reunión de Coordinación Emergente por la Propagación del COVID-19, y junto con las autoridades sanitarias, hasta que no vieron que el problema de salud se les sale de control, tomaron medidas más drásticas, como el cierre del Mercado Municipal por 10 días, cerraron el hospital general Macedonio Benítez Fuentes por tres días, donde hay un brote de coronavirus de 14 trabajadores de ese nosocomio que están en cuarentena.
Montero Pérez convocó a la reunión urgente con varios funcionarios federales y estatales, donde la autoridad municipal se tuvo que poner las pilas y ha empezado a cerrar decenas de cantinas clandestinas que también han proliferado en esa ciudad, principal centro comercial del Istmo de Tehuantepec, hoy agobiada por la pandemia.
Es importante destacar que entre los tres órdenes de gobierno, municipal, estatal y federal, debe haber una estrecha coordinación para hacer frente a la pandemia, porque como en esa región no le han puesto la debida atención a la enfermedad, la gente sigue con sus fiestas sin que la autoridad local los sancione, por ello las cifras están fuera de control.
En la reunión emergente se hizo la propuesta de implementar por 15 días toque de queda en la ciudad juchiteca, pero no fue aprobado, y el edil morenista Emilio Montero se comprometió a gestionar ante la Secretaría de la Defensa Nacional para que se agilice el funcionamiento de las 20 camas que otorgó el Hospital Insabi Covid-19, que no están disponibles, debido a un problema técnico con el oxígeno, y dejó al hospital trabajando apenas con 5 camas.
También autoridades sanitarias de la región mostraron su preocupación por que si la ciudadanía en esa región y especialmente en Juchitán no cumple con las medidas sanitarias, hay un fundado temor de que los casos se disparen a mil personas que podrían requerir terapia intensiva y no cuentan con la infraestructura hospitalaria.
De acuerdo a las autoridades sanitarias las próximas dos semanas serán fundamentales para el Istmo, porque es cuando se registraría el aceleramiento de los casos positivos y el aumento en las cifras de muertos.
Desafortunadamente también se da otra problemática, los familiares de los enfermos que presentan síntomas covid-19, que deciden llevarlos a los hospitales, los trasladan cuando ya están en estado crítico y poco o nada puede hacerse por esos pacientes.
Y según estimaciones de las mismas autoridades de salud en esa región, unas 21 mil personas darían positivo al virus, de los cuales el 85% necesitaría atención de segundo nivel, y un 5% de terapia intensiva, que sumado en números al entrar a la fase más alta de contagios y crisis, serían 4 mil las personas que van a requerir hospitalización, y al menos 1 mil personas los que necesiten terapia intensiva.
Esto es de miedo, de ahí la importancia, aunque las autoridades entraron bastante desfasados a tomar las medidas, de concientizar a la gente para que se mantengan el mayor tiempo posible en sus casas, de protegerse, cero fiestas y velorios, deben entender que se vive una etapa muy crítica de la pandemia y que es responsabilidad de todos enfrentarla.
Ojalá lo entienda el pueblo de Juchitán.
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