Los Estados y gobiernos nacionales están en plena contingencia por los efectos de la pandemia y de la crisis económica, si a esto le agregamos sismos y explosiones como en Líbano y de la situación de inseguridad que provoca el crimen organizado, se entiende que gobernar en la contingencia requiere de capacidades especiales que no todos los gobiernos tienen.
De aquí que es fundamental que en tiempos de paz preparar para las contingencias, estar atentos a lo que viene es obligación de sentido común para los gobernantes. Es prudente empezar por reconocer los errores cometidos, con esta actitud se estará preparado para nuevos desafíos, con nuevos aprendizajes que conducirán a tomar el camino correcto.
Cuando se está en contingencia y abrumado por los problemas, la plena desnudez no es recomendable. Algunos secretos son indispensables para la supervivencia del régimen político. Se dice con acierto que el que guarda los secretos fundamentales es mucho más eficaz que nunca. La plena transparencia es un suicidio político y un peligro para la seguridad del Estado.
En política, encontrarse en condiciones complicadas, obliga a comprender que sólo la conciencia del momento y de sí mismo, así como la búsqueda de refugio en los valores y principios fundamentales de la política pueden ayudar en la superación de las adversidades.
Hoy más que nunca debemos de atizar el fuego de la política. Nuestro fuego les da calor a los ciudadanos y quema a los oponentes que proponen vías autoritarias para atender las contingencias. En torno al fuego, la unión se fortalece, evita el mal camino para todos, siempre es bueno reunirse en una sociedad construida por todos, esto es una enseñanza para los políticos responsables.
Las buenas ideas, los excelentes principios y valores iluminan el mundo, de eso no cabe la menor duda, si llegasen a morir por cualquier causa, seguramente, el mundo moriría.
Incluso, en la contingencia vale la cautela, la prudencia, es una de las razones de la política, así, no se puede soltar una cuerda en un pozo sin saber su fondo. Se debe saber si el pozo es muy profundo o si la cuerda es muy corta. En este caso, primero tiramos una piedra al pozo, así veremos con qué estamos lidiando: con un pozo profundo o con una cuerda corta. Si el pozo es profundo se prepara para ello, si es corta la cuerda, remediarla en lo inmediato. Lo que no se vale es actuar sin saber las dos condiciones.
En cada caso, nunca perder la perspectiva. La mente prefiere diez cosas por venir mañana, que una cosa que se pierde hoy. Es necesario ir al nido de los problemas, atreverse ir al nido de la serpiente, la cosa es tener y usar un arma más venenosa que la de la serpiente.
En la contingencia, vale asegurarse las acciones escalón por escalón, tener mente fría, no dejarse embriagar por las emociones y por la falta de cálculo. Muchos gobernantes no saben actuar bajo presión, se abruman con los problemas, por eso fracasan.
Tener buenos hombros para sostener el peso del gobierno o del Estado, tener un enorme corazón para arropar a la población con sabiduría y atención, son requerimientos mínimos que los ciudadanos exigen a sus gobernantes en los momentos de apremio.
Cuando se vuelva a la normalidad, cabe esperar que en la sociedad nazcan y existan, mujeres y hombres, verdaderos leones, dispuestos a encarar la vida con fuerza y valentía, si la fortuna les otorga la oportunidad de obtener poder político, no olvidar jamás las horas, los días, los meses y años de contingenciay alzar los ojos a los cielos para agradecer al universo la experiencia adquirida.