El mercado de fichajes tiene estas cosas. Hasta el último día puede pasar de todo y arruinar la planificación de una temporada. La cosa en Cruz Azul no es grave, pero con más de la mitad de la campaña disputada, pensar en salidas era cuando menos imposible por el ritmo que ya se tenía en cuanto a la competición.
Ahora, con la salida de Igor Lichnovsky, la situación con Siboldi cambió radicalmente. A pesar de que Cruz Azul cuenta con una plantilla amplia, de calidad y con recambio para modificar y jugar con diversos esquemas, la marcha de un jugador casi llegando al final de la campaña regular, en el momento importante, no es lo deseado para los entrenadores.
Se entiende que la oferta era buena. Que rechazar tres millones de dólares no debe ser fácil para cualquier club, pero el momento no fue el adecuado. Lichnovsky es un central más que competente. Fuerte, con altura, polivalente y bueno al corte. Es un zaguero capaz de jugar como central, lateral y pivote defensivo. Darle armas tácticas al plantel para ganar en seguridad, equilibrio y confianza en retaguardia.
Es verdad que esto no debería implicar en ningún caso, drama para La Máquina. Es una plantilla con muchos jugadores capacitados y de calidad en todas las posiciones con sus respectivos recambios para competir, pero, la marcha de un jugador tan útil y que aportaba al juego y convivencia, suele ser algo no muy agradable para los técnicos.
Esto se cruza con el peor momento futbolístico de Cruz Azul en toda la campaña. Un cuadro que tiene a muchos jugadores en baja forma, que defiende cada vez peor y ha perdido pólvora en ataque para generar ocasiones y marcar goles.
Siboldi, es normal que esté preocupado. Ve que su equipo no responde. No juega, no anima, no genera nada. Concede mucho, sus jugadores regalan goles increíbles y desde el banquillo no está teniendo la frescura de otros momentos.
Aún con la marcha de Igor, Cruz Azul deberá reaccionar. Competir hasta el final, sacar los resultados y tratar de amarrar su clasificación a la Liguilla, aunque tenga menos herramientas para rotar y cambiar cosas. Aún así, la directiva debió aguantar, aunque se entiende que la operación a nivel económico era muy buena, pero quizás, en el plano deportivo, no tanto.
Fuente: SOYFUTBOL