Estados Unidos es un país polarizado. Eso ha quedado en evidencia después de unas elecciones presidenciales que este miércoles por la noche no habían decretado aún un ganador. Lo cierto es que hay dos realidades: la de Joe Biden, que tomó cierta ventaja pero si es presidente lo será sobre la bocina, y la de Donald Trump, que viéndose casi perdedor se dedicó a sembrar la duda.
“Anoche estaba encabezando el recuento, a menudo por un amplio margen, en muchos estados clave, en casi todos los casos gobernados y controlados por los demócratas, luego comenzaron a desaparecer mágicamente”, comentó el presidente.
Ya antes de ese mensaje, Trump había hablado sin pruebas de “fraude” y mantiene la idea de, si pierde, impugnar el resultado ante el Tribunal Supremo. Ahí tendría ventaja, pues está dominado por jueces de tendencia republicana. Esa baza es la que se guarda si las urnas le dan la espalda. El candidato a la reelección también ha sembrado dudas sobre el voto por correo, que suena más favorable al partido demócrata.
Trump se autoproclama ganador de las elecciones de Estados Unidos (Agencias)
Joe Biden es más cauto. Llamó a la movilización masiva y así, en las elecciones con mayor participación desde 1900, se convirtió en el candidato más votado de la historia.
El recuento va a estar ajustado hasta el final, pero el exvicepresidente de Obama mantenía cierta ventaja, apoyado por su buen resultado en algunos de los llamados estados bisagra. Este miércoles por la noche, Biden se había adjudicado Arizona –donde no ganaba un demócrata desde 1996– y estaba a la espera de lo que pudiera suceder en el llamado cinturón del óxido. Esa zona industrial fue el gran bastión de Trump en 2016, pero dibujaba un viraje hacia Biden.
El ex vicepresidente se impuso en Wisconsin (donde la campaña de Trump pidió otro recuento), y las proyecciones le daban la victoria en Míchigan, donde el republicano presentó una demanda para detener el recuento. Esos triunfos allanan el camino para que los demócratas vuelvan a la Casa Blanca solo cuatro años después. Necesita llegar a los 270 votos electorales.
Tensión hasta el final
Pero el recuento, además de ajustado, es largo. Pensilvania y Nevada mantienen el resultado final en vilo y no darán sus datos definitivos hasta este jueves o el viernes. La tendencia iba a favor de Biden en Nevada y del republicano en Pensilvania, donde Trump también anunció acciones legales para impugnar el voto por correo. Georgia puede sumar sus votos a la candidatura de Trump, salvo vuelco final.
El candidato demócrata, Joe Biden, junto a su mujer, Jill Biden.
Si Biden termina proclamándose ganador en Nevada, sería presidente, siempre a la espera de la impugnación anunciada por Trump, al que no le han servido sus victorias en Florida, además de Ohio. Con todo, fue capaz de apuntalar una importante fidelidad de voto. “Están apareciendo votos de Biden por todas partes”, se lamentó el republicano en sus redes sociales, casi augurando ya su derrota. No obstante, su jefe de campaña pronosticó que Trump “será reelegido presidente” este viernes.
Biden, más comedido, no quiso proclamarse todavía vencedor, pero sí aseguró haber “ganado suficientes estados para llegar a los 270 delegados”. “Cuando acabe el escrutinio vamos a ganar”, subrayó el demócrata.
Si finalmente Trump no revalida el sillón en el Despacho Oval, se vislumbra una batalla judicial con el riesgo de revueltas ciudadanas en un país muy polarizado.
Fuente: 20 minutos