* La soberbia en grado superlativo del presidente Andrés Manuel López Obrador, manifestada en su autoritarismo y megalomanía dinamita cada día al gobierno de Morena en la Cuarta Transformación.
* La fuerza de la naturaleza, a través de las inundaciones provocadas por las intensas lluvias en estados del sureste, socava la base social del Movimiento de Regeneración Nacional.
Desde el principio de los tiempos la soberbia se convirtió en el pecado capital. Pero no sólo es una falta grave desde el punto de vista teológico y espiritual, sino ante todo humano.
En su acepción stricto sensu es sinónimo de estupidez al atentar contra la inteligencia y negar el soplo divino de ésta. Facultad de razonar crear e imaginar que nos asemeja a Dios.
De esa magnitud y dimensión es la capacidad humana, de ahí que la soberbia en tanto estupidez no sólo sea siempre mala consejera, sino una de las peores actitudes humanas.
Veamos si no es así: La soberbia en grado superlativo de Andrés Manuel López Obrador, reflejada en su autoritarismo y megalomanía dinamita cada día al gobierno de la 4T.
Tras los dos primeros años del sexenio, es público que no concede a nadie la razón, ni a los de casa, por eso le renuncian sus cercanos, amigos de lucha y hasta compañeros de banca.
Si no, que pregunten a Carlos Urzúa Macías de Hacienda, convertido ahora en uno de sus principales críticos y detractores en el diario El Universal, o Javier Jiménez Espriú de la SCT. Víctor Toledo, de Semarnat, Germán Martínez del IMSS o Jaime Cárdenas, calificado de flojo y traidor por denunciar la corrupción en el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado.
En su momento, AMLO desconocerá a los de casa, a quienes le ayudaron a llegar al poder y lo mantuvieron “en la lucha” incluso transfiriéndole ilegalmente recursos financieros.
El autoritarismo del presidente es por demás manifiesto desde el púlpito de las “mañaneras”. El caudillo concentra en su persona todo el poder y todo el dinero federal.
Casi medio billón de pesos para comprar lealtades del lumpen proletariado, a través de programas sociales, más lo que se sume a costa de un país que se desbarranca al vacío.
En contraparte, el campo mexicano está totalmente abandonado y sus habitantes cada vez más miserables y el resto de la sociedad fatalmente se empobrece a pasos agigantados.
Ya no hablemos de los profesionales independientes y de los pequeños y medianos empresarios que conforman la clase media en ascenso porque están en franca extinción.
La fuerza de la naturaleza, a través de las inundaciones provocadas por las intensas lluvias en estados del sureste, socava la base social del Movimiento de Regeneración Nacional.
Las imparables lluvias, por la estupidez de las equivocadas decisiones del director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett Díaz, agravan la situación.
El gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, advirtió que ante los daños en diversos municipios de esta entidad, los responsables deben reparar los daños provocados.
Asimismo, reiteró que hubo un mal manejo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en la operación de desfogue de las presas, tanto en la actual como en la anterior inundación.
La desaparición del Fondo Nacional de Desastres (FONDEN) entre los 109 fideicomisos extinguidos para apoderarse de sus recursos para uso electoral complica aún más las cosas.
Para las autoridades de Protección Civil del Gobierno Federal el balance del saldo es más que trágico en Tabasco: Más de 150 mil damnificados, ocho muertes y ocho detenidos.
A ello se suman, según datos gubernamentales 224 escuelas inundadas y numerosos daños en carreteras y puentes es el saldo de las inundaciones ocasionadas por el frente frío 11.
Al mismo tiempo, las estadísticas oficiales estiman que más de 35 mil viviendas están inundadas y al menos 13 municipios tienen severas afectaciones en la tierra del presidente.
Según el Instituto de Protección Civil de Tabasco, el descenso del agua va de seis centímetros hasta dos metros de altura con las graves consecuencias que ello ha traído consigo.
Después de seis días de desbordamientos e inundaciones, 13 de 14 ríos salidos de madre en la entidad han bajado sus niveles y algunos de ellos volvieron a sus cauces normales.
Lo peor de todo parece que está por venir, ya que se han detectado casos positivos de COVID-19 en los albergues instalados en Tabasco para amparar a los miles de damnificados.
Afortunadamente, los mexicanos son más fuertes y grandes que sus problemas y al fin hijos de las crisis recurrentes han aprendido a enfrentar las tragedias, mediante la solidaridad.
Por las fuertes lluvias que inundaron y afectaron al estado de Tabasco, se instalaron centros de acopio en el país, a fin de apoyar a los damnificados localizados en el sureste del país.
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