Jesús Casillas Álvarez, amigo y colaborador por 46 años del homenajeado, elabora un retrato, humanamente rico, de uno de los más completos comunicadores y periodistas que ha dado México: Virgilio Dante Caballero Pedraza (Tampico, Tamaulipas 24-02-1942, Ciudad de México, 25-03-2019). El libro refleja parte de su legado, que apenas cabe en una edición bien cuidada y con galería fotográfica impecable. Se titula: “Las hazañas de Virgilio Caballero, integridad y pasión”.
Señala en el epílogo, Emmanuel Díaz Martínez, que Casillas y Virgilio se parecían de algún modo a los personajes principales de Don Quijote. “Ambos señores llevaban una vida dedicada a luchar valientemente en favor de la libertad, la ética, la justicia, la humildad, la cortesía, la amistad, el esfuerzo, el deber, la entrega, el agradecimiento y otros valores afines: de igual manera ambos terminaban tundidos siempre después de cada batalla, mas no por esto dejaron jamás de luchar con entrega y coraje, persistentemente, por aquello en lo que creían”.
Presentado por Érika Paz, comunicadora formada también por Virgilio, se aborda de manera cronológica su brillante y exitosa trayectoria. Pero también describe vicisitudes y obstáculos que tuvo que sortear el maestro para llevar a cabo su labor, muchas veces a contra golpe, para defender la libertad de expresión y los derechos de los periodistas a tocar toda suerte de temas que abrieran brecha en la democratización del país y los medios de comunicación.
A la par de su esfuerzo, desarrollado en la academia, instituciones y medios de Estado y en diferentes sistemas públicos de radiodifusión creados por él, como los de Oaxaca, Quintana Roo y el Canal del Congreso, Caballero desarrolló una activa labor de comunicación política, empeñando su esfuerzo al servicio de la sociedad, la justicia y de aquellos grupos excluidos de la radio y la televisión privadas. Entre 1988 y 1992, dejó huella entre nosotros, organizando y dirigiendo el Instituto Oaxaqueño de Radio y Televisión de Oaxaca.
Inmerso en un sistema político de un solo partido, Virgilio daría voz a grupos excluidos como los migrantes, pueblos originarios, mujeres, minorías sexuales, las víctimas de violaciones a derechos humanos, etcétera. Resultaba un acierto pedagógico ver y escucharle en los programas que participaba, ya fueran noticiarios, entrevistas, reportajes o proyectos institucionales.
Crecientemente identificado con la izquierda, conforme fue madurando, Virgilio comenzó a ganar batallas más contundentes en el ámbito de la comunicación nacional. En 1999, planea la creación del Canal de Televisión del Congreso de la Unión, hecho que le permite ponerlo al aire y dirigirlo, entre los años 2000 a 2003. Posterior a la tarea de organizar el Canal de Televisión de la Universidad de Guadalajara, entre 2007 y 2011 dirige la puesta en marcha del Canal de Televisión y la Radio de la Ciudad de México.
Promueve asimismo, la frecuencia 21 digital de televisión para que la operara el gobierno capitalino, antes de que acompañando al hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, resultara electo como diputado en la 63 Legislatura federal (2015-2018), y terminara sus días, siendo diputado local en la primera legislatura del Congreso de la misma ciudad, por el partido Morena.
En la portada del libro, vemos a un Virgilio montado en una especie de Rocinante, listo para librar batallas en la eternidad. Tras la lectura de las 48 páginas, no deja uno de conmoverse al recordar su ejemplo de luchador apasionado, que contribuyó como Manuel Buendía, Miguel Ángel Granados Chapa y tantos otros, a expandir nuestras libertades, pavimento sobre el que hoy caminamos. Si bien tuvo debilidades y desánimo, enfrentándose siempre a una escenografía del poder, propia de la época que cruzó, blindado por su dignidad, el libro reconstruye una vida llena de esperanzas y acción, a la manera del padre que enseña a sus hijos a no desfallecer en esta complicada pero interesante aventura de la comunicación.
Gracias a Marco Antonio Amador y al maestro Casillas, por tan generoso obsequio, a quienes les patentizo mi amistad, agradecimiento y un fuerte abrazo, así como a toda la familia, amigos y colegas de este mexicano y oaxaqueño inolvidable. Esta tierra siempre será suya, porque uno de sus últimos deseos se cumplió: que se esparcieran parte de sus cenizas desde lo alto de la torre de telecomunicaciones de nuestro cerro del Fortín.
@ernestoreyes14