El profesor de la montaña triqui, Sergio Fernández Gabriel, no sólo invirtió todos sus recursos para evitar que sus estudiantes perdieran el ciclo escolar por la emergencia sanitaria por la Covid-19, sino que además adaptó su vivienda para dar clases todos los días.
En lo alto de una montaña, de la comunidad de Miguel Hidalgo Chicahuaxtla, Putla Villa de Guerrero, el educador se las ingenió para ayudar a las y los niños, en su mayoría hablantes de la lengua indígena.
Su casa sirvió, por más de ocho meses, como salón de clases y patio de juegos, en la medida que la pandemia lo permitía.
Fernández Gabriel, adoptó a los estudiantes de la Escuela Primaria Emiliano Zapata, tres el cierre de las instalaciones al igual que miles en la Ciudad de México, por la nueva enfermedad.
La a falta de computadoras, celulares, televisores e internet complicó la educación a distancia de una docena de niños y niñas, por lo que el profesor puso a disposición de los estudiantes los recursos que tenía a la mano, entre ellas su vivienda y el transporte.
“Los padres de familia no tienen la posibilidad económica para comprar una computadora o un celular para que sus hijos puedan acudir a clases en línea, la mayoría de ellos se dedica a labores del campo, el cual poco a poco se vuelve improductivo”, señaló el maestro quien por su vocación ha recorrido desde hace 26 años parte de esta zona.
Hoy, los niños y niñas concluyeron su educación de manera satisfactoria y esperan regresar a esta nueva normalidad, toda vez que las clases en los salones aún es una posibilidad lejana.