Aún no definían el lugar, sólo sabían que se encontrarían el lunes 17 de febrero en la Ciudad de México. El doctor Hazael Toledo Matus, alcalde de una comunidad enclavada en Oaxaca, llamada El Espinal, se quedó esperando la llamada que le confirmaría la hora y el lugar donde se verían.
Sólo le habían adelantado que tenían buenas noticias sobre el proyecto que había emprendido y que involucraba descubrimientos en medicina genómica, una rama de la ciencia que sería capaz de detectar la aparición de futuras enfermedades.
Pero también le advirtieron que no podían seguir hablando por teléfono: “No te puedo decir más cosas por aquí, pero llego y hablamos”, le dijo y zanjó la llamada.
Después, nada. Su amigo, el que lo había citado en la capital, el doctor Héctor Alejandro Cabrera, también originario de El Espinal, y con quien compartía proyectos de investigación médica desde hacía más de 10 años, nunca llegó: “Ya no supe nada y después de eso no volví a hablar con él”.
Mientras Hazael esperaba en México, el doctor Héctor Alejandro Cabrera estaba siendo interrogado en algún lugar cercano al aeropuerto de Miami. La razón: cuando estaba a punto de salir de esta ciudad a la había viajado para llevar a su hija a Disneyland, agentes del gobierno estadunidense encontraron en sus teléfonos fotografías de las placas del auto de un agente del gobierno norteamericano.
Éstas fueron las pruebas iniciales con las que Estados Unidos armaría una acusación contra el científico oaxaqueño, a quien se le señala de ser un “agente extranjero” que realizaba labores de espionaje para el presidente Vladimir Putin, de Rusia.
Alejandro Cabrera fue detenido el domingo 16 de febrero de 2020 y por la pandemia de coronavirus su caso quedó en el limbo; sin embargo, finalmente se fijó la audiencia de su próximo juicio y MILENIO tuvo acceso a documentos que revelan que Cabrera tiene que aceptar su responsabilidad a más tardar el próximo viernes 15 de enero.
A pesar de las pruebas que el gobierno de Estados Unidos dice que tienen en contra del científico mexicano, familiares, amigos, colegas y gente de su pueblo aseguran a 10 meses de su detención que se trata de una conspiración médica: una persecución científica.
“Mi teoría siempre ha sido que algo sabía”, afirma duro y seco Hazael Toledo.
La trama rusa
En las estanterías de la Corte del Distrito Sur de Florida se encuentra el expediente número 1:20-cr-20129-DMM. En la hoja inicial del archivo está escrita con pluma negra y letra cursiva una afirmación: “Héctor Alejandro Cabrera Fuentes. Conspiración para actuar como agente extranjero sin notificar al gobierno de Estados Unidos”. Traducción sin terminología legal: espía.
Como historia de la guerra fría, los agentes del gobierno de Estados Unidos cuentan los hechos así: “Científico que trabajaba realizando investigación sobre el corazón en Singapur, constantemente viajaba entre Rusia, donde había estudiado microbiología, Alemania, donde (era) consultor en una empresa y en México donde lideraba una organización civil para impulsar a jóvenes científicos, en su pueblo, El Espinal”.
De 35 años, estaba casado con una joven de su pueblo, con quien había tenido dos hijos. Sin embargo, la supuesta historia oculta era que el mexicano también se había casado con una mujer en Rusia y después se habían ido a vivir a Alemania, donde se quedaron cuando Cabrera se fue a trabajar a Singapur. Y ahí empezaría la supuesta trama espía.
Según el expediente completo que revisó MILENIO, en marzo de 2019, mientras Alejandro Cabrera estaba en Singapur, su esposa y sus dos hijas viajaron desde Alemania a Rusia. Cuando intentaron regresar a Alemania funcionarios de aduanas rusos no les permitieron volver.
Ahora suponen, porque no existen más detalles, que fue para presionar al científico mexicano, ya que a partir de ese momento fue contactado por un oficial ruso. “(El agente) le dijo a Cabrera que él podría ayudar a su familia a salir de Rusia”, se lee en uno de los documentos.
Desde ese momento la misión de Cabrera habría sido tomar fotografías a un vehículo propiedad de un agente del gobierno de Estados Unidos en una zona residencial de Miami. El científico no habría sido discreto y el agente norteamericano se dio cuenta, por lo que dio aviso a las autoridades, quienes detuvieron al connacional en febrero de 2020, cuando estaba a punto de abordar un vuelo a la Ciudad de México.
En efecto, al revisar el teléfono celular de su esposa mexicana encontraron que en los archivos eliminados estaban las placas del agente norteamericano. Cabrera fue detenido y trasladado a un centro de detención en Miami.
“Y de qué lo acusan y cómo lo acusan, pues de que él se metió a una privada y tomó una foto, o sea, es muy tonto, él es investigador”, ríe Hazael, recordando la versión de que su amigo es un espía ruso. “Si le dieron esa tarea, pues se pudo haber grabado la placa, hacerlo de otra forma, pero es muy infantil, es una conspiración científica, una persecución científica”.
Se reanuda juicio
El 26 de octubre de 2020 se notificó que el juicio en contra de Héctor Alejandro Cabrera sería reanudado, ya que por la pandemia de covid-19 hubo un retraso en todos los juicios en Estados Unidos.
Según el último documento ingresado, la defensa del científico oaxaqueño tiene hasta el 15 de enero próximo para aceptar responsabilidad, mientras que el juicio con jurado reiniciará el próximo 8 de febrero, a las 09: 00 horas. De ser declarado culpable, podría obtener pena de cadena perpetua.
Sin embargo, desde hace 10 meses en El Espinal Oaxaca se han emprendido acciones para apoyar en el financiamiento de la defensa del investigador.
Rusbelt Fuentes, presidente de Por Oaxaca Más Investigadores, misma que fundó Alejandro Cabrera para impulsar estancias de científicos mexicanos en otros países, confía en la inocencia de su primo y describe durante un largo rato todas las acciones impulsadas por Cabrera en El Espinal.
“Empecé a armar todo con el sueño, yo no tenía nada, y Héctor fue muy importante porque se volvió gestor en las universidades, era una pieza clave con las cuestiones de gestión. Ha sido una lucha muy fuerte, muy grande, la que hemos librado. Esos muchachos necesitan apoyo y son jóvenes talentosos”, dice. Actualmente apoyan a 27 jóvenes.
Dice que hacer una acusación es un asunto delicado, pero mantiene la postura de la persecución científica contra Cabrera: “Quiero decirlo así: dos investigaciones a nivel mundial en cuestión de infartos, con ese trabajo de Héctor se beneficiaron muchas personas en México y se ha aplicado el método que fue muy galardonado y la otra investigación es la participación que tuvo con FEMSA con una pomada que regenera la piel”.
En la página de Facebook de Por Oaxaca Más Investigadores hay publicaciones que anuncian la venta de tazas con una fotografía impresa del científico a medio plano con traje y corbata rodeado de grabados de flores rosas y la frase “Estamos contigo Héctor”; en los comentarios se pueden leer mensajes de apoyo de estudiantes, alumnos, científicos y la comunidad de El Espinal en general.
Rusbelt Fuentes admite que al final de cuentas saben que la cifra de una defensa en el extranjero es demasiado cara, pero el granito de arena lo seguirán aportando desde El Espinal.
Guieniza Cabrera Fuentes, hermana de Héctor Alejandro, comenta que no puede revelar detalles del proceso, pero dice a MILENIO que están en espera y dejan el tema en manos de Dios y del abogado, porque en realidad es él quien está al frente de la situación.
Ella es la única que lo ha visto desde que fue detenido y recuerda que una noche antes de pasar a verlo las autoridades ordenaron el cierre a visitantes por pandemia; sin embargo, lo alcanzó a ver por una ventanita que daba a su habitación en el centro de detención y lo saludó. Dice que actualmente están reanudando el trámite para que los papás del científico mexicano obtengan una visa y puedan visitarlo.
Mientras tanto en el centro de detención Héctor Alejandro continúa enseñando y refugiándose en los libros a la espera de su juicio.
Fuente: Milenio