De pronto, hemos volteado la vista hacia Latinoamérica donde en años recientes han arribado gobiernos encabezados por demócratas como en Bolivia y Argentina. Esperemos que en El Ecuador las fuerzas progresistas se impongan próximamente.
Por ello la visita realizada a nuestro país del presidente de Argentina, Alberto Fernández, con motivo del bicentenario del Plan de Iguala, debió caer como un mazazo a quienes abjuran del gobierno de López Obrador. El encuentro vino a demostrar, con palabras y actitudes en los ceremoniales conmemorativos, que en otros países se valora mucho la era de transformaciones que está iniciando México. Y que, además, hay un nuevo perfil de gobernantes empeñados en ofrecer bienestar a los sectores que menos tienen.
Muestra de ello son los esfuerzos para fabricar vacunas en México, con materia prima elaborada en Argentina, a fin de abastecer requerimientos nacionales, pero también para las naciones del continente que las requieren con urgencia. La solidaridad y el hermanamiento, derribando fronteras, como lo soñaron Bolívar y el Che.
El recordatorio cívico, fue el telón de fondo para decirle a los conservadores y vendepatrias del continente, que hay otros pueblos, con similares anhelos y mucha dignidad, que han buscado salidas democráticas a sus frecuentes crisis. No olvidemos que Argentina ha sufrido varias dictaduras militares que cercenaron sus libertades, y costaron vidas y miles de personas exiliadas.
Héroes nacionales aquí, figuras libertarias allá, homenajes que se habrán de sumar a lo largo de este año en nuestro país, nos recuerdan que la historia es gran consejera. Además, que es un referente para que, no logren su cometido los linchamientos mediáticos que la prensa conservadora -guardando las proporciones y circunstancias de cada época- le aplicó al presidente Madero, mismos que llevaron a su derrocamiento. Los medios también juegan un rol político.
Puestos en esta ruta, acaba de aprobarse la reforma presidencial a la Ley de la Industria Eléctrica que recupera la rectoría del Estado en la generación de electricidad y terminará con los subsidios a las empresas privadas. La minuta ya se envió al Senado para sus efectos de ratificación. Este episodio es oportunidad para recordar la carta del presidente, Adolfo López Mateos, después de haber decretado la nacionalización de dicha industria.
Afirmó: “Les devuelvo la energía eléctrica, que es de exclusiva propiedad de Nación, pero no se confíen porque en años futuros algunos malos mexicanos, identificados con las peores causas del país, intentarán por medios más sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros”.
Sin embargo, gobiernos posteriores, a partir de Salinas, hipotecaron la industria eléctrica, otorgando amplias facilidades a compañías extranjeras para que vendieran energía, supuestamente limpia y a precios muy caros, a la CFE.
Con el argumento de las energías sanas, muy poco les preocupó a sus promotores la precaria situación de los campesinos del Istmo de Tehuantepec, por ejemplo, a quienes pagan miserables rentas a cambio de sueños de progreso y de obras “sociales”, que nada más no llegan. Lo peor es que gobiernos estatales presumen a los parques eólicos o de energía solar instalados en el país, como si fueran propiedad social y palanca de desarrollo para los pueblos marginados. Nada más falso.
Hoy, las resistencias al cambio en las reglas del juego en el sector eléctrico, que promueven las compañías eólicas, dirigentes de las cámaras empresariales y partidos de oposición, se expresan en duras embestidas a favor de que sigan mandando los intereses comerciales de empresas privadas y trasnacionales que habían desplazado a las empresas productivas del Estado como la CFE y Pemex. Es una batalla que se está ganando en el Ejecutivo y el Congreso, pero las conquistas no serán duraderas, si la gente vuelve a creer y otorgar confianza a sus verdugos más recientes.
El sector eléctrico, como bien perteneciente a las y los mexicanos, en su conjunto, todavía deberá defenderse de la amenaza de litigios ante instancias de justicia, nacional e internacional, con el objeto de no dar tregua ni sosiego a un gobierno que se atreve a ponerle un alto al saqueo y a la corrupción.
@ernestoreyes14