* La democracia está en peligro, Andrés Manuel López Obrador necesita mayoría en las elecciones del 6 de junio para imponer el socialismo en el país, y perpetuarse en el poder.
* Como ocurrió en Venezuela, en México se recortan libertades a los ciudadanos, a los críticos del gobierno, a las autoridades civiles, a la prensa libre, a los opositores, a los empresarios.
México vive profundos cambios estructurales, como no se habían visto en décadas. La llegada de AMLO a la presidencia de la República representa modificaciones en todos los ámbitos, y que tienen como principal objetivo la híper concentración del poder. Nada bueno para la democracia y su sistema de pesos y contrapesos.
La democracia está realmente en peligro, antes que las elecciones del próximo 6 de junio brinden a AMLO la mayoría que necesita en la Cámara de diputados, en los congresos estatales, en las alcaldías, y en las gubernaturas, para hacerse del control total del país, imponer el socialismo y perpetuarse en el poder.
Como ocurrió en Venezuela, en México se recorta las libertades a los ciudadanos, a los críticos del gobierno, a las autoridades civiles, a la prensa libre, a los partidos opositores, a los empresarios.
Por su trascendencia reproducimos una revisión del guion seguido por el gobierno de la 4T que publicó recientemente Raúl Tortolero en Panam Post.
Fin de la separación de poderes. Morena es mayoritaria en la Cámara de diputados y cuenta con partidos satelitales. Todos se pliegan a la voluntad presidencial, no cambian “ni una coma” a propuestas presidenciales. Esto lastima la democracia, transformada en autocracia.
Morena hace todo lo posible para mantener la mayoría en las elecciones del 6 de junio, ya que la principal apuesta de la oposición unida es a quitarle esta ventaja estratégica a la 4T.
El Poder Judicial, por su parte, ha tenido también, por desgracia, visos de entreguismo al Ejecutivo, aunque es aún la esperanza para conservar la democracia.
Destrucción de organismos autónomos. A partir de junio de 2020, AMLO intenta cerrar cerca de 100 organismos autónomos, porque según sus cuentas cuesta muy caro mantenerlos, y que las secretarías absorban sus funciones.
Pretender que el propio gobierno federal realice las funciones de organismos autónomos, es absurdo. Fueron creados para evaluar al gobierno, para prevenir injusticias, abusos, para ser contrapeso del poder.
Y también, para opinar y poner candados, para retirar la influencia del gobierno y que no actúe como juez y parte, como lo ha hecho en las elecciones.
Preocupa mucho que el Instituto Nacional Electoral (INE) sea constantemente amedrentado y presionado desde el gobierno. Cuando el INE desaparezca, como exige Félix Salgado Macedonio diremos totalmente adiós a la democracia en México.
También corre riesgos la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
Falso nacionalismo. El “nacionalismo” que promueve el gobierno realmente no lo es. Se trata de estatismo socialista, ahuyenta a las empresas nacionales, a la iniciativa privada, por ejemplo, de invertir en el sector energético.
Pero lo que realmente busca es controlar tal sector, despojar al inversionista de sus intereses, y que la mano estatal sea la única. Eso no es nacionalismo, es socialismo.
Es un nacionalismo falso, que excluye a los nacionales de la vida productiva, y no sólo del sector energético, ya que el gobierno ataca con bastante frecuencia a empresas que no le agradan, por no remar en el sentido de la “4T”.
Falsa soberanía energética. La reforma energética del gobierno mexicano no busca que el país se baste a sí mismo de la energía que consume, sino de excluir a las empresas extranjeras porque supuestamente están ahí para “saquear” las riquezas naturales y dejar fuera a las empresas nacionales.
So pretexto de la soberanía nacional el gobierno quiere tener el control absoluto de la producción de energía en México. Eso no es soberanía, sino socialismo.
Ataques a la prensa crítica, a opositores y a empresarios. AMLO usa sus conferencias mañaneras para atacar a los opositores, para revelar temas privados, como sus contratos, que son legales aunque no le gusten.
La prensa crítica sufre un gran embate en México, por parte del gobierno. También, líderes ciudadanos y empresariales. La libertad de expresión y los derechos humanos, en peligro. Y esto cada vez trasciende más, fuera de México.
Militarización. El Ejército mexicano participar en más de una veintena de actividades que no le corresponden. La Constitución en su artículo 129 señala que en tiempos de paz ninguna autoridad militar debe ejercer funciones que no mantengan una relación con la disciplina militar.
La militarización de la vida cotidiana anuncia el final de la democracia. Un régimen abierto y auténticamente democrático, al contrario, abre espacios a la ciudadanía, a los civiles. Pero en México, Morena va al revés. El control militar es fundamental para acotar libertades y amagar críticos.
Asistencialismo electorero. El gobierno de Morena no apuesta a ganar las elecciones con razones. Ni siquiera con emociones. Sólo le interesa quedar bien con la gente más pobre, que son su base electoral. El gobierno planteado su éxito electoral en la entrega de apoyos, a través de 17 programas sociales, a los que se destinan un total es de 323.000 millones de pesos, al año.
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