Representantes de todos los partidos políticos alemanes asistieron este domingo al servicio religioso ecuménico y al acto de homenaje nacional en memoria de las 80.000 víctimas mortales que hasta ahora se ha cobrado la pandemia en Alemania. Ambas ceremonias tuvieron lugar mientras la incidencia semanal del coronavirus sigue levemente al alza, con 162,3 casos por 100.000 habitantes y mientras el país confía en poner freno a los contagios con el avance de la vacunación o activando un «mando único» de actuación en las regiones más afectadas por la pandemia.
Pese que los actos contaron con los jefes de los cuatro órganos constitucionales: el presidente del Bundestag, Wolfgang Schäuble, el presidente del Bundesrat, Reiner Haseloff, la canciller Angela Merkel y el presidente del Tribunal Constitucional, Stephan Harbarth, ninguno de ellos habló. Se limitaron a escuchar a los jefes de las tres iglesias cristianas, la ortodoxa, la evangélica y la católica, y al presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, que hizo un llamamiento a la unidad y reconoció que el coronavirus ha «causado heridas profundas y ha socavado agujeros de formas terribles» en la sociedad.
«Necesitamos un momento para hacer una pausa, un momento más allá de la política cotidiana, un momento que nos permita mirar juntos la tragedia humana de la pandemia. ¡No permitamos que la pandemia, que ya nos obliga a distanciarnos como humanos, también nos separe como sociedad!», justificó el acto.
El presidente señaló que con ese sencillo homenaje, Alemania quería «conmemorar a aquellos que murieron una muerte solitaria y a menudo dolorosa, sin asistencia ni despedida, en estos tiempos oscuros». «Sin olvidar que, además del dolor, algunas personas también sienten amargura e ira», añadió. Visiblemente emocionado, Steinmeier justificó la gestión del Gobierno. «Los políticos tuvieron que tomar decisiones difíciles, a veces trágicas, para evitar una catástrofe aún mayor. Los políticos también tuvieron que aprender. Donde hubo errores y omisiones, estos tendrían que ser tratados, pero no hoy. Mi petición para hoy es: hablemos del dolor, el sufrimiento y la ira. Pero no nos perdamos en señalar la culpa, mirar hacia atrás, sino en reunir fuerzas para el camino a seguir, la salida de la pandemia que queremos ir y que iremos si lo hacemos juntos», continuó.
El presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD), Heinrich Bedford-Strohm, dijo que la experiencia de crisis de la época de la pandemia «recae en el alma como un trauma cuyo procesamiento llevará mucho tiempo». En la solemnidad de la iglesia Kaiser-Wilhem-Gedächtniskirche de Berlín, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y obispo de Limburg, Georg Bätzing, ofreció una palabra para quienes «no pudieron disponer de un funeral y cargan con una cruz del desconsuelo». El presidente de Caritas, Pter Neher, rindió por su parte homenaje a quienes cuidaron a los enfermos en lugar de los familiares y, en el peor caso, los acompañaron hasta la muerte.
Los presidentes regionales de los 16 Bundesländer se sumaron al duelo y pidieron a la población que se encendiesen velas en las ventanas, bajo los hashtag #lichtfenster, cuyas luces seguían brillando anoche en muchos hogares, al cierre de esta edición. Otra iniciativa surgida en internet, #einkerzen, crítica con la gestión de la pandemia, llamó en cambio a llevar velas a las puertas de gobiernos regionales y ayuntamientos a modo de protesta. El iniciador, Marcus Ewald, criticó el acto de homenaje oficial explicando que, «en pocas palabras, aquí los culpables les dicen a las víctimas cómo llorar».
Fuente: ABC.es