Corren las 72 horas de silencio electoral. Sin embargo, de vez en cuando la calma chicha es interrumpida por el estruendo de una reyerta política en alguna comunidad o colonia proletaria o, bien, nos despierta la emergencia de algún atentado que pone en riesgo la vida de las y los participantes.
Se denuncia el hallazgo de bodegas, repletas de despensas, materiales y hasta dinero en efectivo para “pagar a jóvenes operadores” que caen en manos de personajes detestables como un candidato serrano que apenas solicitaba el envío de un helicóptero, “porque esta elección es prioritaria señorita; háblele por favor al licenciado…”
Las agresiones tienen el propósito de causar daños y además ahuyentar al electorado de buena fe que desea seguir demostrando, mediante su participación, de que es posible consolidar la era de cambios que hace tres años nos hemos echado a cuestas, de la mano de un liderazgo fortalecido que no baja sus niveles de aceptación popular.
Los pronósticos más alentadores, ubican al partido mayoritario como el mejor votado que, en alianza con otras formaciones políticas, le permitan refrendar el control de la cámara de diputados federal y darle curso a una agenda legislativa que continúe su labor de desmontar el viejo régimen, representado por un confuso aliancismo antinatura.
Aunque otros pudieran ser los resultados en torno a la disputa por 15 gubernaturas, se vislumbra intensa pelea cívica por los 30 congresos locales a renovarse. Pero donde las pasiones parecen estar desbordándose es en torno a los ayuntamientos, nivel de gobierno más cercano a la ciudadanía.
En Oaxaca, se han denunciado atentados contra candidatos y sus equipos; amenazas de secuestro, altercados y todo tipo de agresiones por parte de contrincantes políticos. En otras zonas del país, células del crimen organizado pelean a sangre y fuego diferentes plazas, causando dolor y pena.
Es menester que autoridades gubernamentales, de procuración de justicia y los órganos electorales, actúen sin dilación para aplicar castigo y ofrecer seguridad y certeza a la ciudadanía.
El actual proceso se desarrolla, además, en medio de una pandemia que ha traído pesar y luto en miles de hogares, además de un estado de incertidumbre colectivo. Paradójicamente, conforme avanza el proceso de vacunación, renace la confianza popular, si es que en algún momento la pudieron poner en duda, lo cual podría estar favoreciendo al partido gobernante.
Vistos los comicios como un referéndum sobre la gestión presidencial, el resultado de mañana -si es positivo o negativo para su causa – se le va a acreditar a él mismo y al partido que lo respalda, pues es difícil disociar una cosa con la otra.
Mencionar esta verdad, le pone los pelos de punta a la oposición política y mediática, que a estas horas ha de estar arrepentida de haber apostado en la campaña a imponer un freno a la dinámica reformista de la 4T, en lugar de presentar propuestas novedosas y posibles de realizar. Quienes le hicieron guiños a la vuelta a un pasado de abusos y corrupción, en los resultados se verá si tenían razón o no.
Hay otros retos mayúsculos como la inseguridad y remontar la economía, que crecería al 5 por ciento anual. Sin embargo, la elección viene a renovar los sentimientos de esperanza de miles y miles de compatriotas que desean vivir en paz, con estabilidad política y en sana convivencia con sus iguales.
A quienes pasando el domingo les sean reconocidos sus triunfos, legal e inobjetablemente, esperemos que la soberbia no los ciegue; y a aquellos que se quedaron en el intento, que sepan que las derrotas nunca serán para siempre, en tanto pongan por delante su amor a la patria y no se dejen manipular por quienes firmando desplegados creen estar construyendo ciudadanía.
Renovar nuestros empeños para que a México le vaya mejor, será el mejor resultado de estas elecciones. No es una declaración de buenas intenciones en estos tiempos de tanta rivalidad, pero darle vuelta a la hoja, a partir del día 7, nos dará sosiego, sin que arriemos nuestras banderas ideológicas ni dejemos de defender derechos que en todo proceso democrático nos son permitidos. Ah, y no olvidemos el cubrebocas y extremar los cuidados sanitarios ahora que salgamos a votar.
@ernestoreyes14