Era el Maestrín, líder del Cártel del Golfo identificado como Édgar Valladares Hernández y quien dio las órdenes de provocar una masacre en Reynosa, Tamaulipas, había sido asesinado la madrugada del lunes.
Hubo un tema de traición. El cadáver del cabecilla de la facción de Los Escorpiones fue encontrado dentro de una vieja RAM 1500, color verde en la carretera Reynosa-Río Bravo. Vestía una polo azul, tenis blancos y un pantalón de mezclilla. La escena tenía un añadido más. Se trataba de uno de sus escoltas apodado el Vale.
La carta de presentación de este criminal llegó el pasado 19 de junio, cuando se suscitó una de las masacres más sanguinarias de lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Sicarios de los Escorpiones irrumpieron en los territorios dominados por sus rivales Los Metros, otra escisión del Cártel del Golfo.
Entonces, el grupo liderado por el Maestrín, imbuido por un inquietante espíritu de ambición, logró hacerse del control de la ciudad de Reynosa matando a todo aquel que se les cruzara por enfrente. El saldo fue de 15 civiles muertos, pero la venganza vino pocas semanas después.
Con información, proporcionada a cuentagotas, la fiscalía del Estado informó que Édgar Valladares había sido asesinado tras una pax narca anunciada por el Cártel del Golfo. En la presidencia municipal de Río Bravo (Tamaulipas) así como en distintas zonas de Reynosa aparecieron narcomantas en las que el CDG informaba “Hoy pactamos una tregua de la tranquilidad y nos solidarizamos con el pueblo y con los principios e ideologías coherentes a generar paz”, se leía. Los mensaje venían firmados por los jefes del Cártel del Golfo incluidos los de la facción de Los Escorpiones que dirigía el Maestrín.
La ejecución de este cabecilla criminal sería entonces el ingrediente que faltaba para que los azotes de violencia en Tamaulipas se terminaran. “La entrega del cadáver del autor intelectual de la masacre de 15 inocentes, dentro de una RAM color verde enarbola la bandera de paz”, advierte el analista en seguridad Héctor de Mauleón.
La siguiente pregunta por hacerse es ¿por qué el Cártel del Golfo tomó la decisión de implementar la paz en Tamaulipas y dedicarse solamente al tráfico de drogas, personas, armas y combustible? ¿Qué pasó?
El Cártel del Golfo, que durante años controló la llamada frontera chica, entre Tamaulipas y Texas (EEUU), quedó muy debilitado desde la captura de Mario Armando Ramírez Treviño, alias el Pelón y/o X-20, en 2013. La detención provocó la fractura de la organización en las facciones Los Metros, Ciclones y Rojos.
La primera opera principalmente en los municipios de Reynosa, Mainero, Villagrán, Hidalgo, Miguel Alemán, Camargo, Gustavo Díaz Ordaz.
La facción de los Ciclones y su brazo armado los Escorpiones, controlan las regiones de Matamoros, San Fernando, Río Bravo, Valle Hermoso y Victoria. En tanto, la célula delictiva de Los Rojos se encuentran asentados en Altamira, Tampico y Ciudad Madero.
La ruptura del Cártel del Golfo también provocó el nacimiento de la facción llamada Panteras, identificados en las zonas de Abasolo, Soto de la Marina, Aldama y González. Asimismo, en el estado operan otros dos grupos criminales: Los Zetas, con su brazo armado Zetas Vieja Escuela y el Cártel del Noreste.
Fuente: INFOBAE