Un año y medio después de que la pandemia de COVID-19 provocó un cierre de las escuelas sin precedentes en todo el mundo, numerosos alumnos han podido reanudar el aprendizaje en las aulas, pero son millones los que todavía no han vuelto a las aulas.
Los centros educativos ya han abierto totalmente en 117 países lo que equivale a una población escolar total de 539 millones de alumnos de preescolar hasta secundaria. Esto representa el 35% de la población escolar total de todo el mundo. Este porcentaje representaba solo el 16% durante el regreso a clases en septiembre de 2020, cuando las escuelas solo habían abierto en 94 países.
Se menciona que 117 millones de estudiantes, algo que representa el 7.5% de la población escolar mundial, permanecen afectados por el cierre total de las escuelas en 18 países.
La cantidad de países en los que las escuelas han abierto parcialmente ha disminuido de 52 a 41 durante el pasado año.
Las escuelas permanecieron cerradas durante un periodo total de 18 meses en cinco países, con repercusión para 77 millones de alumnos. En todos los países en donde se decidió el cierre total prolongado de las escuelas, la educación ha podido garantizarse gracias a una combinación de clases en línea, módulos impresos y cursos impartidos a través de la televisión y la radio.
La UNESCO y sus asociados de la Coalición Mundial para la Educación han promovido la reapertura de las escuelas de manera segura, exhortando a considerar el cierre completo de los centros educativos solo en última instancia.
Desde el comienzo de la pandemia, las escuelas han cerrado totalmente durante un promedio de 18 semanas (4.5 meses) en el mundo. Si se toma en cuenta los cierres parciales (por localidades/grados de enseñanza), la duración promedio del cierre representa 34 semanas (8.5 meses) a escala mundial, es decir, casi un año escolar completo.
Los cierres prolongados y repetidos de las aulas y los centros educativos durante los dos últimos años lectivos han provocado la pérdida de aprendizaje y un incremento de la tasa de abandono escolar, afectando de manera desproporcionada a los alumnos más vulnerables.
En la mayoría de los países, las escuelas han adoptado diferentes tipos de protocolos sanitarios como, por ejemplo, el uso de las máscaras, la utilización de geles desinfectantes para las manos, la mejoría de los sistemas de ventilación y el distanciamiento social, algo que han sido determinante para la reapertura de las escuelas el año pasado. Algunos países han aplicado también pruebas a gran escala, así como cierres temporales de las aulas y los centros educativos cuando se ha detectado la existencia del virus.
El aumento de la tasa de vacunación de la población en general y los docentes ha sido un factor clave para la reapertura de las escuelas. Se la ha dado cierta prioridad a la vacunación de los docentes en 80 países, algo que permitió vacunar a unos 42 millones de docentes.
En algunos países, la vacunación de los alumnos a partir de los 12 años de edad es también un factor determinante para la reapertura total de las escuelas. Al principio de las campañas de vacunación, la UNESCO y la Internacional de la Educación exhortaron a los países a incluir a los docentes como grupo prioritario en los planes nacionales de vacunación con miras a frenar la propagación del virus, proteger a los docentes y alumnos y garantizar la continuidad del aprendizaje.
Las medidas rectificativas con miras a acelerar la recuperación de la pérdida de aprendizaje siguen siendo un elemento crucial de las respuestas de los sistemas educativos a escala nacional ante la COVID-19 en el mundo.
Los docentes y educadores necesitan una preparación y un apoyo adecuados. La conectividad y la reducción de la brecha digital siguen siendo prioridades clave para reforzar la resiliencia de los sistemas educativos y ofrecer oportunidades de aprendizaje híbrido.
La UNESCO, el UNICEF y el Banco Mundial han aunado sus esfuerzos en el marco de la “Misión: Recuperar la educación en 2021” cuyo objetivo es ayudar a los gobiernos a garantizar que los alumnos regresen a la escuela, a poner en marcha planes para ayudarlos a compensar el aprendizaje perdido y a preparar a los docentes para que puedan hacer frente a la pérdida de aprendizaje, así como a incorporar las tecnologías digitales en sus prácticas pedagógicas.
En el marco del llamamiento a la reapertura de las escuelas, la UNESCO se une a la campaña de 18 horas llevada a cabo por el UNICEF en las redes sociales, que consiste en bloquear todos los contenidos que no guardan relación con la educación a partir del 16 de septiembre.