El tercer fin de semana de septiembre tuvo lugar en la Ciudad de México una cumbre más de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en la cual uno de los puntos a destacar es la propuesta de Andrés Manuel López Obrador por tener una comunidad económica americana.
La propuesta hecha por el presidente mexicano resulta poco clara, ya que, lo único que explica es que el acuerdo debe centrarse en los principios de no intervención y la autodeterminación de los pueblos, la cooperación para el desarrollo y la ayuda mutua para combatir la desigualdad y la discriminación.
La idea de López Obrador, aunque interesante, resulta mal planteada, ya que, toda integración económica al estilo Unión Europea conlleva dejar de lado el principio de no intervención y construir sobre marcos legales que forman instituciones en común para la región.
Si la idea de Andrés Manuel es una comunidad americana al estilo europeo (así lo planteó él en la CELAC), es necesario contar con un Congreso continental, una institución que regule la política monetaria regional, un tribunal que dicte sentencias ante diferendos entre países, así como una Constitución que deberá poner normas a temas políticos, sociales y económicos.
Todo lo anterior es lo menos que se necesita para poner en marcha un proyecto de integración tal como se planteó en la cumbre de CELAC y eso conlleva que las decisiones en materia de política y economía de un país pueden ser cuestionadas por el resto a través de las instituciones que se han creado para la región.
Por tanto, un país miembro puede cuestionar los procesos electorales de otro, a la par de que el tribunal de justicia regional puede recibir quejas por parte de la población afectada y esperar una resolución que debe ser acatada por el gobierno que causó la afectación.
La otra opción planteada por López Obrador es la de un acuerdo comercial entre América Latina, Estados Unidos y Canadá, lo cual es algo que ya existe, pues al revisar los tratados comerciales regionales, México, Centroamérica, Chile, Colombia, Perú y República Dominicana ya cuentan con acuerdos comerciales con Estados Unidos.
Al revisar el discurso del gobierno mexicano y la realidad económica y política de la región, así como las restricciones de no intervención vuelven imposible la integración tal como se ha planteado en la CELAC en el corto y mediano plazo.
De momento, todos los gobiernos latinoamericanos están a favor de cerrar fronteras para evitar el libre tránsito de migrantes, a la par que se encuentran sin una coincidencia en torno a la política monetaria, ya que, mientras algunos siguen con economías dolarizadas, otros apuestan por criptomonedas y otros más por la ortodoxia monetaria.
Tampoco hay un consenso sobre los modelos educativos y laborales de la región, lo cual es un problema mayor, al no saber si habrá una prioridad para formar mano de obra volcada a la manufactura que cubra la demanda de Estados Unidos o que esté enfocada a la innovación y permita el desarrollo homogéneo de la región. No se sabe tampoco qué ocurrirá en materia laboral, ya que, toda integración conlleva poder emplearse en cualquiera de los Estados miembros de la región de manera formal.
Por todo lo anterior, el riesgo de poner en marcha una integración regional como la planteada por Andrés Manuel en la CELAC es el de la precarización laboral y estancamiento económico, ya que, al tener en mente la no intervención de instituciones que regulen la actividad, la única manera de sacar beneficio de la integración es sumar los esfuerzos a la generación de manufactura y venderlos a Estados Unidos.
La experiencia le ha enseñado a América Latina que volverse un país ensamblador de manufacturas deja a la economía a la deriva cuando un tercer país es capaz de producir ese bien de manera más eficiente y desplazar al vendedor original a pesar de que existan acuerdos comerciales o cuando la demanda se hace menor en momentos de crisis económica.
Parece que la idea de Andrés Manuel es aprovechar el dinamismo económico de Estados Unidos y la cercanía física que tiene América Latina con ese país para poder aprovechar esa ventaja comercial, sin darse cuenta que además de inviable para desarrollar a un país, es algo completamente neoliberal en lo económico.