Ciudad de México, 03 de noviembre, 2021. La burla es una actividad que ha venido a menos debido a la esta cultura de cristal en la que vivimos actualmente, comenta Juan Alarcón, monero de El Heraldo de México quien, en entrevista para Arzate Noticias, revela cómo ha evolucionado en este arte del periodismo y la política.
Tuvieron que pasar varios años para que Alarcón, cómo dice “aceptara lo que soy”, y asumiera que era caricaturista, ya que se dio cuenta que su mejor forma de comunicarse era a través del dibujo y que la gente entendiera lo que él se cuestionaba.
A 33 años de iniciar su carrera, Alarcón ha sido parte de la historia de México al dibujar a cinco presidentes aunque comenta que “Muchos creen que apenas comencé mi carrera con este presidente y me dicen por qué no dibujaba acerca de los anteriores, sin embargo, mi línea editorial ha sido la misma de siempre, de comunicar de manera clara, directa y sencilla”.
Aunque a muchos su trabajo parece simple, Alarcón señala que para llegar a esa simpleza hay que bocetar mucho para ser directo y comenta que el estilo alarconiano es de hígado, aunque hace el comparativo con “Un hígado pero encebollado” lo que significa que le da varios toques informativos, pero siempre con el toque de humor, lo que la gente ha reconocido.
Y precisamente en esta época de la 4T, Alarcón comenta que se vive un momento de cambios necesarios para el país porque la gente estaba harta de los anteriores y por ello dio el voto de confianza a López Obrador.
Sin embargo, señala, ha abusado un poco de la confianza de la gente. “Es interesante ver cómo llegaron con una alta aceptación y luego viene un fenómeno de sentirse intocables y no estar acostumbrados a la crítica, porque ellos criticaban y ahora dejaron der ser críticos para ser criticados y entonces es como pasar de borracho a cantinero y eso ya no les gustó mucho”.
Considera que el gobierno actual es inexperto, que puede tener buena intención pero que hay mucho talento desperdiciado que no dejan hablar, “Hay una sensación de orfandad que les hace pensar que no se les puede criticar porque son quienes más han sufrido y, con esos traumas emocionales de muchos de ellos, sienten que no merecen la crítica. Siendo que se les critica como a cualquier otro gobierno”, enfatizó.
Agregó que en esta administración hay varios personajes que motivan a dibujarlos, pero “que no son muy visibles”, mientras que otros ni siquiera inspiran para crear algo.
“El éxito de una caricatura es un misterio, es difícil de entender y lograr. No es un tema de estar en contra de alguien, yo no soy un antipresidente, porque ya me hubiera muerto de tanto odiar y con el hígado desecho”, agregó.
Explica que lo que expresa a través de sus dibujos es señalar, evidenciar sin intención alguna de burlarse, porque sobre todo se trata de jugar.
Agregó que el éxito de sus caricaturas durante esta administración ha sido la polarización que ha creado el presidente, ya que la gente que se sorprende y no está de acuerdo con sus acciones, está ávida de sentirse identificada con algo.
Indicó que en estos tiempos en que las redes sociales se han convertido en el canal de comunicación por excelencia, los memes les están ganando la chamba, por lo que ahora han evolucionado a realizar dibujos con una información, un dato importante para subirlo a la red, “La idea es dibujar en tiempo real y eso me ha funcionado muy bien porque la gente me siente más cercano. Además, trabajo sobre temas que la gente ubica, lo que me permite una comunicación con el lector”.
El también Premio Nacional de Periodismo por el Club de Periodistas, señaló que el caricaturismo no se puede hacer solo, “Dependo de reporteros, columnistas, fotógrafos, editores, de todos los que llevan información. Mi obligación es verlos para poder tomarle la temperatura al mundo, no sería lo que soy sin los que comunican”.
“Hay momentos de verdadero terror porque soy el crítico más feroz de mi trabajo. Y tratar de generar una idea certera que la gente entienda es muy difícil, porque el dibujo debe tener contenido, ser vigente, de interés común, tener humor y esa parte, es quizá la más complicada de todas. Hay que entender que el caricaturista no busca hacer reír, el objetivo es dejar constancia de un yerro del poder, con un humor accesible a todos los pensamientos. El caricaturista es como la pulga en el león, somos incómodos”, concluyó.