Miles de personas se manifestaron de manera pacífica frente al Parlamento de Victoria, en la ciudad australiana de Melbourne, para demandar la retirada de las leyes contra la pandemia del COVID-19.
Melbourne, la ciudad del mundo con más días acumulados bajo confinamiento estricto, superó en octubre su última ola de contagios y fallecidos por el virus y trata de recuperar la normalidad entre leyes que penalizan a las personas que han optado por no vacunarse contra el COVID-19.
Protestas en Melbourne por las restricciones contra COVID-19. Foto de EFE
El legislativo del estado de Victoria aprobó esta semana una batería de medidas que buscan sustituir desde mediados de diciembre el estado de emergencia, vigente desde marzo de 2020 y que expira el día 15 de diciembre, que permite al gobierno regional implementar restricciones para la lucha contra la pandemia.
Entre las medidas impulsadas se encuentran limitaciones de movimiento y entrada en negocios a las personas sin vacunar y la obligación de vacunación para trabajadores de un amplio rango de sectores.
Los manifestantes, que cuentan con el apoyo de un puñado de políticos de corte ultraconservador, exigen la retirada de todas las restricciones en la jurisdicción, donde más del 91 por ciento de los alrededor de 5 millones de habitantes se encuentran vacunados con la pauta completa del fármaco contra el COVID-19.
Mientras, en el estado Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney y donde se inició el último rebrote en el país austral, las autoridades sanitarias observan atentamente la evolución de los casos confirmados con la variante ómicron, de la que ya acumulan 13 infectados, incluido al menos una persona por transmisión local.
El pasado lunes, las autoridades australianas retrasaron la apertura parcial de las fronteras a los trabajadores cualificados y estudiantes extranjeros vacunados hasta el 15 de diciembre tras detectar los primeros casos de la nueva variante.
Con información de EFE