Loretta Ortiz Ahlf asumió ayer su cargo como nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y en ese marco aseguró que en su trabajo privilegiará en todo momento la independencia imparcialidad y autonomía que resultan esenciales para el adecuado ejercicio de la función jurisdiccional.
En sesión solemne subrayó que su compromiso es ejercer su función con empatía a las necesidades contemporáneas de la sociedad mexicana y con cercanía a la ciudadanía, resolver los asuntos desde una visión global e innovadora del papel que tiene la función judicial en el fortalecimiento del Estado de derecho, y responder desde el máximo Tribunal a la legítima demanda social de contar con un aparato de justicia, abierto imparcial y transparente.
“Promoveré acciones transversales que reduzcan las brechas de desigualdad e impunidad en nuestro país, cuestionar desde un enfoque amplio de los derechos humanos las interpretaciones tradicionales de las normas y el derecho a fin de garantizar una mayor y mejor protección para todas las personas, especialmente para quienes se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad”, acotó.
A su vez, el presidente de la Corte, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, subrayó que lo con esta incorporación el pleno del este tribunal contará por primera vez, desde la reforma constitucional de 1994 con la participación de cuatro ministras.
Tras imponer la toga magisterial y entregar la credencial y del distintivo correspondiente a la nueva ministra, señaló que “hoy es un día histórico porque se incorpora a la Corte una cuarta ministra, es la primera vez que este pleno está integrado por cuatro mujeres y esto nos coloca en un camino muy claro hacia la paridad que espero se alcance con los próximos nombramientos”.
En tanto, el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, le dio la bienvenida y apuntó que la recibe “la Corte de la autonomía personal, la igualdad material y la justicia de género, la Corte del combate a la discriminación histórica y sistemática, la Corte que deconstruye los estereotipos explícitos e implícitos basados en cualquier forma de marginación o exclusión, la Corte protectora de los derechos humanos de las mujeres y de las personas gestantes, la Corte que resguarda la libertad de expresión y la diversidad cultural que conforma este país, la Corte que ha reconocido la autonomía de las personas con discapacidad y de las personas, pueblos y comunidades indígenas, la Corte que escucha los reclamos sobre el deterioro medioambiental, una Corte que apuesta por los derechos humanos aún en escenarios de contienda y tensión social”.