El cambio de autoridad municipal, en Oaxaca de Juárez, vino a apaciguar, de alguna manera, la furia que se apoderó de sus habitantes a causa de la llamada “crisis de la basura”, protagonizada en diciembre por malos servidores públicos contra sindicalizados que reclamaban incumplimiento de prestaciones y salarios por parte del tristemente célebre, Oswaldo García Jarquín, a quien el público ubica como el primer responsable de que calles avenidas y jardines se hubieran llenado de desperdicios. De mierda, pues.
En este ambiente de crispación, dado el paro laboral y los inclementes bloqueos que lastimaron como nunca a los más pobres -acciones que obligaron a la suspensión de la Noche de Rábanos- Francisco Martínez Neri se pronunció por emprender acciones emergentes y no dejó de deslizar advertencias contra su antecesor en el cargo, además de comprometerse a recomponer el lastimado tejido social citadino.
No va a ser tan fácil restaurar la confianza entre autoridad y ciudadanía, mucho más si los gremios y sus intereses, llámense basureros, normalistas, ambulantes, tianguistas, taxistas, manifestantes y comerciantes establecidos, mantienen su actitud mezquina dañando diariamente la imagen y movilidad de la capital del estado.
Algo de responsabilidad habrán de tener exfuncionarios y regidores que contemplaron impávidos o en abierta complicidad los desvaríos de un edil que nunca supo en dónde estaba ubicado gracias a la generosidad electora, pero que además no tuvo empacho en pretender asistir todavía a su funeral político. Vaya insensatez.
Catedrático, ex rector de la UABJO, diputado local y federal, ahora uno de los principales activos de Morena, el primer concejal propone convertir a Oaxaca de Juárez en ciudad educadora mediante acciones afirmativas y de participación colectiva que habrán de contribuir a la formación de ciudadanía que tanto es necesario promover en el centro de los poderes estatales que es, a la vez, receptáculo de problemas de carácter estatal y de su zona metropolitana.
Sin tener a cargo servicios básicos como el control del agua, alcantarillado y drenaje, ni del transporte público, en este episodio el municipio estuvo a punto de perder la máxima exposición artesanal, que es su competencia organizar cada 23 de diciembre. Los bloqueos impidieron que Alejandro Murat consumara dicha intromisión, quedando sin embargo perjudicados los hortelanos.
Martínez Neri ofrece un gobierno de puertas abiertas, que trate a la gente con respeto y dignidad y que atienda de frente los problemas. Es decir que, en lugar de estar apoltronado en un escritorio, el funcionariado municipal acuda a agencias y colonias a hacer gobierno. Buen punto, además de la lucha contra la corrupción que es urgente librar sin cuartel, dada la proclividad a los “moches” en las áreas de obras públicas y donde se compran o contratan servicios.
Para sembrar la semilla del cambio, con el concepto de ciudad educadora, Martínez Neri creó una comisión encabezada por académicos que, como en otros rubros, lo han apuntalado en su campaña política. Tema aparte es la composición de su equipo de trabajo, donde conviven panistas, morenistas, priistas, personas de la sociedad civil y procedentes del movimiento social, que deberán demostrar que pueden ejercer el servicio público con honestidad y eficacia. En el curso de la administración se verá quiénes imponen su lógica de gobierno: los rudos o los técnicos.
El nuevo edil recibe un municipio heredado en condiciones de crisis, frente a lo cual ofrece programas y acciones de corto plazo para atender el bacheo de calles, reordenar el comercio informal; reactivar la economía del municipio; rescatar espacios públicos; impulsar acciones legales y administrativas para hacer respetar los derechos de las mujeres, y estímulos fiscales para el pago de contribuciones.
Sobre esto último, ya ha estado publicitando el denominado “borrón y cuenta nueva”, que incluirá importantes descuentos mediante el pago oportuno de impuestos, así como el otorgamiento de premios para los contribuyentes cumplidos. Otra promesa es realizar auditoría al ejercicio anterior para ver dónde y cómo se fugaron recursos reclamados – que se calculan en 80 millones de pesos- y acreditar responsabilidades hasta penales.
Vaya inicio tan complicado, pero esperanzador, el de Francisco Martínez Neri, quien cuenta a su favor con una gran legitimidad y credibilidad en el movimiento de regeneración nacional.
@ernestoreyes14