De mole, rajas, frijol, amarillo, salsa verde o dulce, son los tamales que más son adquiridos para la celebración del Día de la Candelaria, para dar continuidad a la fiesta del Día de Reyes.
La tradición señala que a quienes les salió el niño Dios en la rosca de reyes, deberán pagar los tamales el 2 de febrero, lo que se cumple a cabalidad como un pacto de honor.
En oficinas, viviendas, escuelas y hasta en parques, las personas se reúnen a compartir este platillo, el cual es parte fundamental de la gastronomía oaxaqueña y mexicana.
Todos los establecimientos de tamales en la ciudad fueron muy visitados desde temprana hora, pues nadie se quiso quedar sin éste manjar que también es motivo para la convivencia familiar.
Marisela Rodríguez indicó que tendrán una reunión familiar alrededor de las 11:00 horas en su casa, sólo algunos de sus hermanos y sobrinos, porque también tienen temor al Covid-19, y tendrán mucho cuidado para evitar contagios.
También Carlos Martínez llegó al mercado Cuarto Centenario, “perdí los tamales en mi trabajo, pero con gusto llevo para compartir, otra compañera llevará el atole y pues así mejoramos nuestro ambiente laboral”.
Los tamales son preparados con platillos típicos, pero también se tienen otros que no son tan comunes como los de tamala, calabaza que es preparada en la zona de Miahuatlán; de tichinda que son pequeñas almejas en la zona de la costa o de iguana en la región del Istmo de Tehuantepec.
Nadie se resiste a esta tradición, todos participan y degustan un tamal, incluso, hasta los vendedores ambulantes que expenden tartas de tamal registraron altas ventas, pues es el día ideal para degustar este platillo.
Los vendedores registraron altas ventas, las cuales no habían sido tan benéficas debido a la crisis económica que se registra en la entidad.
“Pero este día, gracias a Dios esto se está recuperando, no hemos dejado de vender desde temprana hora, ésta tradición es muy buena con nosotros”, señaló doña María, comerciante del mercado Benito Juárez.
Con esta celebración culminó el ciclo de festejos que inicia en el mes de noviembre con la celebración de los muertos, a la espera del paso de los meses para las nuevas celebraciones.