Somos conciencia: cuando el hermano afromexicano y héroe de la Independencia Nacional José María Morelos y Pavón recurrió a los primeros pueblos para lograr la independencia de México, inició el reconocimiento a los pueblos del Quinto Sol como fundamento de la naturaleza más primera de la razón nacional.
El nombre de nuestro país le hace honor a una de las naciones más importantes de América: los mexicas. México ocupa un lugar de la cultura en el mundo por nosotros, qué pena, y se nos niega en la patria misma. Nos dicen, no es por falta de voluntad, pues las cosas son así y ni modo.
Los científicos sociales nos afirman, son cuestiones de poder político, así es la miserable realidad. Así, somos héroes en la historia nacional y en realidad somos un problema y tienen profundas contradicciones para darle solución al problema. Hoy, el partido gobernante reconoce el valor de nuestra nación mediante la referencia a nuestro color y a una de nuestras divinidades: la Virgen de Guadalupe. Pero teme hacernos visibles.
La conciencia de su ser libre y de su situación define al pueblo del Quinto Sol. Cada uno de sus miembros en el país lo serán a condición de su concientización como tales. A partir de esta conciencia los sujetos forman parte de una colectividad diferenciada y reconocida. La conciencia de identidad es en sí y para sí.
El rompimiento de colonizado por la conciencia es una condición necesaria para que el pueblo del Quinto Sol goce de todos los derechos que la Constitución pueda otorgar y reconocer. Al emanciparse al pueblo del Quinto Sol, emancipa a México. Somos pues, el nuevo sujeto de la historia.
Somos vida: somos de las pocas naciones – pueblo que, además de alzar a los cielos por una plegaria por nuestro mundo, nosotros tenemos una vocación verdadera para su cuidado y mantenimiento. Pensamos que somos naturaleza al igual que todo lo existente, somos tierra, aire, agua, fuego, forzando a las ciencias sociales podemos considerar que somos algo más que naturaleza. Esto lo entendemos sin mucha dificultad porque lo aprendemos y aprehendemos en nuestra relación directa con la naturaleza y por nuestra conciencia y educación de nuestros padres y abuelos. Nuestra relación con la naturaleza es dialéctica, es de ida y vuelta, es de reciprocidad, es de mutua nutrición, jamás de explotación, de hacer daño, de destrucción.
Somos economía: nuestra contribución a la economía nacional es fundamental, no somos una nación -pueblo parasitario a pesar de la relación de opresión y explotación que mantenemos con los poderosos y con su Estado. Nuestra aportación al erario nacional a través de nuestro arte y cultura, territorio y presencia, se hace notar por los millones de turistas que así lo valoran.
Además se ha reconocido públicamente nuestra contribución a la economía y a la sobrevivencia de millones de familiares de escasos recursos a través de las remesas que el propio primer mandatario lo ha hecho saber. Significamos sobrevivencia para nuestra gente y para otra mucha gente, si podemos definir esta economía la podríamos llamar economía solidaria.