México encabeza la lista de los países con mayor índice de sobrepeso u obesidad (sólo después de Estados Unidos) pues en promedio, 7 de cada 10 habitantes viven con estas condiciones; sin embargo, lo que más preocupa son las comorbilidades consecuentes, como la diabetes mellitus, los problemas cardiacos y los accidentes cerebrovasculares, que representan las principales causas de muerte al año.
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2018), el porcentaje de adultos de 20 años y más con sobrepeso y obesidad es de 75.2 por ciento, lo que permite ver que cada vez son más los jóvenes que padecen estas enfermedades.
En el marco del Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora cada 4 de marzo, especialistas han expuesto los riesgos de continuar con estas cifras y promueven un cambio en las prácticas alimenticias y el mantenimiento de hábitos saludables que permitan el óptimo control del peso corporal.
“La obesidad y el sobrepeso son enfermedades de origen multifactorial que se caracterizan por el incremento del peso asociado a un desequilibrio entre la entrada de energía (alimentos) y el gasto de energía (actividad física) La obesidad es una enfermedad crónica, que está caracterizada por múltiples recaídas a lo largo de la vida del individuo que la padece, tiene una expresión clínica muy heterogénea, y, se característica principalmente por el acumulo anormal o excesivo de grasa en el cuerpo, que confiere al individuo un riesgo a su salud, desde afectación en calidad de vida, social, emocional, médica y funcional.”, explica en conferencia de prensa Emma Chávez Manzanera, especialista en Endocrinología, Coordinadora de la Clínica de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Salvador Zubirán.
Chávez Manzanera, quien también es Coordinadora del Grupo de Trabajo en Obesidad de la Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología, los factores ambientales y el poco tiempo dedicado a la actividad física y a la alimentación balanceada inciden directamente en el aumento de peso. Por ello, recomienda enfrentar a la enfermedad desde la prevención y tratamiento oportuno.
Al respecto, Leonardo Mancillas, endocrinólogo clínico y ex Coordinador de grupo de trabajo nacional sobre obesidad de la Sociedad Mexicana de Endocrinología y Nutrición, compartió que “El persistente índice de obesidad en los mexicanos ha provocado que las dislipidemias o concentración elevada de lípidos; la hipertensión arterial y el síndrome metabólico sean consideradas como factores de riesgo cardiovascular, lo que los convierte en un extenso problema de salud pública”.
En este sentido, México forma parte de las entidades a escala global en las que el crecimiento de enfermedades cardiovasculares se ha disparado desde principios del siglo XX debido, en su mayoría, a la obesidad originada por las tendencias alimenticias que se han globalizado y en las cuales, abundan los alimentos procesados, excedidos de grasas saturadas, carbohidratos y sal.
Los especialistas estiman que, de continuar en esta línea, en la próxima década la mortalidad por enfermedades cardiovasculares rebasará los 20 millones tan sólo en América.
“El control del peso para evitar consecuencias que pongan en riesgo de mortalidad a la población, es una necesidad que todos debemos asumir”, agregaran los especialistas.
Finalmente, en un día como hoy, se recuerda que una rutina diaria de ejercicio, el control de alimentos balanceados y evitar hábitos nocivos como fumar y beber, ayudan a prevenir el riesgo de desarrollar sobrepeso y con ello mejorar la calidad de vida y alargar la vida de todos los mexicanos.
*Con información del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y las Unidades de Metabolismo y Obesidad de Merck México