Personas de todas las edades, con miradas cansadas, sudor, lágrimas y vestimenta morada, muchos portando coronas de espinas y cargando con una cruz de 6 por 3 metros en la espalda, son los primeros en llegar al Cerro de la Estrella el viernes Santo en Iztapalapa.
Las personas realizan el mismo recorrido que realizará Cristo durante este Viacrucis que se realizará este Viernes Santo en Iztapalapa, buscando así mostrar su devoción a la religión.
Los nazarenos recorren los 8 emblemáticos Barrios de Iztapalapa, alrededor de 20 kilómetros hasta llegar al Cerro de la Estrella.
“(Pido) por salud de mi familia, que todo esto se termine pronto y el otro año tengamos la dicha de estar aquí”, dice en entrevista para MILENIO Julio César Ramírez, quien lleva 7 años realizando este acto de fe.
“Todos padecemos lo de él y nosotros lo padecemos, pero muy diferente en la vida real, todo se guarda, todo se cae, cuando representamos todo esto todos los pecados recaen en la cruz”, agrega el hombre, que cuenta que su manda es por 10 años.
En el evento, que después de dos años pudo contar con la afluencia de personas, algunos van acompañados de su familia y otros solos, pero todos con un mismo objetivo, cumplir una mandar o continuar con un legado familiar.
Para Óscar Tesillo González, estar en el cuadro de la emblemática es un acto de orgullo, asegura que hace 2 años tuvo la fortuna de ser apóstol y que lleva toda su vida siendo nazareno.
“Es una satisfacción plena, espiritualmente es un acto de mucha fe, por favores, mandas, pero también por agradecimiento. Nacimos aquí en Iztapalapa, aquí crecimos entonces también es algo cultural”, cuenta Óscar.
Las cruces son todas de madera, pero de diferentes tamaños, algunas muy pequeñas para los más jóvenes y unas muy parecidas a la de 90 kilos que cargara el Cristo, incluso en algunas se puede ver el nombre o fotografía de algún familiar de quién está realizando esta manda.
Jazmín Obregón, de 18 años, carga una cruz pequeña en su espalda, pero una corona de espinas adorna su cabeza, ella lleva 5 años siendo nazarena por tradición familiar.
“Lo hago por fe, pienso en mi familia, siento bonito porque es lindo llegar hasta el cerro, cansada, pero pues lo logras”, comenta.
Y pese al sol y el calor, las personas continúan reuniéndose en los alrededores de los distintos puntos donde serán las representaciones en espera de ver pasar al Cristo y presenciar alguna de sus caídas.
Israel Santaeliz lleva 7 años siendo nazareno, pero este año tiene una manda muy especial, hace un año falleció su padre y hace dos meses su suegro.
“Es de familia, mi abuelo también era nazareno hace muchos años, llevamos alrededor de 75 años en esto, afirma. Pido por mi familia, por mi papá que hace un año se fue, mi suegro falleció hace dos meses, seguimos la fe, no hay fronteras y seguimos adelante”, finalizó.
Fuente: Milenio