Por su mente pasó dejar la cocina más de una vez, sin embargo Catalina Lucas se aferró a su amor por los olores, colores y sabores la cual han convertido en la guardiana de los guisados que se encuentran en peligro de desaparecer en el valle de Tlacolula de Matamoros.
En cada palabra que Catalina emite, se encuentra la adoración a su madre y sus hermanas; la primera le enseñó a combinar los ingredientes; las segundas aferrarse a su sueños y luchar por una vida mejor.
“Este gran amor por la cocina surge también por la gran necesidad. Mi padre fue alcohólico y la responsabilidad de sacarnos adelante fue de mi mamá”, reveló Catalina quien ahora ha logrado emprender un restaurante llamado Mokalli (tu casa).
Entre rocas que dejan ver un paisaje fuerte, Catalina Lucas ha cimentado su esfuerzo y su amor por su madre y la cocina “como mujer hay que llevar y aprender los trabajos de la casa tal vez en un tema machista. Tuvimos que aprender a lo bruto o a lo salvaje”, expuso.
La entrevistada recuerda que en su infancia fue Che Cervantes, uno de los cocineros tradicionales de Tlacolula, quien la empleó junto con su madre para poder obtener recursos para mantener a su familia.
“Mi mamá pidió empleo con Che Cervantes, un personaje muy importante en nuestra vida, fue el cocinero del pueblo. Fui parte de sus discípulas. Él era una persona muy fuerte recuerdo que un día me pidió vaciar los huevos en una tina pero a mi me daba miedo”, recordó.
Aunque su andar por la cocina fue difícil, porque la mayor parte de su juventud la pasó entre brazas, olores, sabores y el trabajo duro.
Recetas y cocineras tradicionales se encuentra en riesgo
Todas estas experiencias ayudaron a Catalina Lucas para continuar forjando su amor por la cocina, una cocina que dijo se encuentra en riesgo debido a que en el Valle Central, en el caso de Tlacolula, las cocineras comienzan a morir.
La mujer de 44 años de edad advierte que las cocineras comienzan a desparecer sin que se les reconozca y sin que se cuente con una biografía de los platillos tradicionales.
“Nuestras autoridades jamás van a voltear a ayudar a las cocineras tradicionales, ellas están desapareciendo”, insistió Catalina quien además aseguró que platillos como el enhierbado, un compuesto de hierbas y viseras de res, están en peligro de desaparecer.
No existe interés para conservar este tipo de platillos, aseguró, al igual que el pipian de nopales, el amarillo de garbanzo y frijol se encuentran en peligro.
La mujer quien ha documentado no sólo siete moles sino 120 moles, insistió en que es necesario un registro y biografía “se le tiene que reconocer a las personas, a las cocineras”, insistió Catalina quien hasta ahora a cocinado para más de dos mil personas.