Situado en inmejorable posición, Salomón Jara (SJ) camina en caballo de hacienda, para obtener un holgado triunfo como candidato de morena al gobierno de Oaxaca. Claro, si la gente responde, acude masivamente a las urnas y el cotejo electoral se desarrolla en paz y sin amenaza de fraude.
Lo prevén casas encuestadoras como Massive Coller, y lo ratifica la llamada Encuesta de encuestas, realizada por Polls Mx, dos referencias más o menos aceptadas por quienes entienden de estas mediciones. En la primera (SJ) aparece con 49%, que de suyo anuncia una ventaja irreversible.
Muy lejos aparece, Alejandro Avilés, del PRI-PRD, con 30.6%. Las otras dos candidatas PAN y Movimiento Ciudadano, Naty Díaz (ND) y Alejandra García (AG) pelean afanosamente el tercer lugar, con 7.1 y 5.6, respectivamente; en tanto que los de Nueva Alianza (Bersain López) e independientes (Jesús López y Mauricio Cruz), no entran en la medición. Quedaría un porcentaje del 7.7 % que aún no decide por quién votar.
El tricolor arrastra penosamente a un abanderado que va prácticamente 20 puntos abajo, lo que le impediría cualquier alegato o conflicto poselectoral. En la Encuesta de encuestas, los números son más desalentadores: con 60 puntos de intención del voto para (SJ), 21 (AA), 8 (ND) y 7 (AG), respectivamente, y con casi cero para los otros. Con estas previsiones los estrategas de la oposición, a Oaxaca ya la están dando prácticamente por perdida.
En círculos políticos se especula, se afirma, que si el gobernador priista, Alejandro Murat, mantiene su afinidad con el presidente López Obrador, podría poner a disposición de morena, en la recta final de la contienda, a la estructura estatal partidista que sigue estando en sus manos y de operadores de su gabinete. Y dejar a la gente (burócratas, organizaciones de sus “sectores” y a los grupos movilizados en colonias que ya les ofrecen una tarjeta con efectivo), a que vote de manera libre, sin ninguna presión o amenaza.
Ponerse a favor de sus contrarios, cuando las tendencias no le favorecen, sería un acto de oportunismo y traición, pero un movimiento “lógico y esperado para todos los que quieren estar cerca del partido en el poder y gozar tanto de los privilegios como de la impunidad asociada”. Esto se traduce en mantener condiciones de impunidad que se materialicen no solo en una embajada, sino que ninguna instancia federal o local investigue sus presuntos malos manejos e irregularidades. Solo los más fieles militantes resistirían hasta el final.
Murat potenciaría así su meteórica carrera, quedando a disposición “para lo que se le ofrezca al presidente” o bien, pugnar por la presidencia nacional del PRI, una vez que, Alejandro Moreno, cargue con las derrotas.
Si se confirma que morena gana en Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Oaxaca, la presidencia necesitará de una dirigencia tricolor más proclive a la negociación en el Congreso. Un interlocutor más débil, pues.
No obstante, por los números que trae a su favor, Salomón Jara no necesitaría de ninguna ayuda tácita o explícita por parte de Alejandro Murat u otro actor o estructura política relevante. Gana solo, incluso sin los priistas y monos saltarines que ya trae detrás.
Así como en elecciones anteriores y la consulta de revocación de mandato, el electorado oaxaqueño quiere mostrarle, por última vez, su respaldo al mandatario federal. Se espera, entonces, que el 5 de junio colme masivamente las urnas. Inclusive, con la suma de ex sufragantes del propio PRI y el PRD que, cambiando de bando, desean subirse al carro de la victoria.
Con esta lealtad a la 4T, aun sin estar en la boleta, López Obrador consolidaría su fuerza territorial en las entidades de la región sur-sureste del país. Ello implica cuidar hacia el futuro y, después del 24, la continuidad de las grandes obras como el tren maya y el corredor interoceánico del istmo de Tehuantepec. Como quiera que resulte, por segunda ocasión y a una semana de los comicios, a Oaxaca -en palabras de Joaquín Sabina- ya (la van) dando por perdida.
@ernestoreyes14