-Reaparece Mazapán, el perro bailarín vestido de tilichi quien también disfrutó de la calenda
Un mosaico de colores y música inundó las calles de la verde antequera. Los cohetes marcaron el inicio del primer convite de delegaciones, mientras las marmotas anunciaban Guelaguetza.
Los huaraches golpeaban fuerte, las calles de cantera, en señal de fiesta y tradición. De la Cruz de Piedra hasta el Zócalo de la Ciudad, las calles fueron tomadas por turistas nacionales e internacionales para no perder detalle.
Desde los balcones de antiguas casonas del Andador Turístico la gente gritaba:”¡Arriba la Guelaguetza!”, mientras abajo respondían las mujeres y hombres de las delegaciones participantes: “¡arriba!”.
Desde un son calenda, flor de piña, un jarabe del valle o sones y jarabes mixes, flor de piña o la sandunga, los participantes trasladaron al público a las ocho regiones del estado.
Las faldas multicolores de la Chinas de Doña Casilda ondearon de un lado a otro en señal de fiesta. Sus canastas con enormes figuras religiosas elaboradas con la flor inmortal, daban cuenta de cientos de años de tradición.
Las mujeres mitleñas lucían con altivez sus enredos elaborados en lana y teñidos con la grana cochinilla.
Ocotlán de Morelos llegó después luciendo sus trajes vistosos mientras que un grupo de diablos se dejaron ver bailar entre la flor de piña y son calenda.
Mazapán, el perrito bailarín, reapareció vestido de tiliche, marcando el son con ladridos y saltos.
Los cohetones también anunciaban el baile de las nuevas generaciones; niños y niñas también lograron arrancar los aplausos de las y los visitantes.
Baile y fiesta se vivió en el primer convite como parte de las festividades de la Guelaguetza 2022.