Rosario Robles Berlanga, quien fue titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y de la Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) en el Gobierno de Enrique Peña Nieto, aseguró este domingo haber conocido “la injusticia y la desigualdad” durante los tres años que permaneció en el penal de Santa Martha Acatitla, según publicó en un artículo que escribió para el periódico El Universal.
En el texto titulado “Tres años”, la exsecretaria externó su deseo de hablar sobre lo que “ha aprendido” y sobre “la necesidad de reformar” el sistema penitenciario en México, con el fin de “corregir las fallas”.
Rosario Robles, procesada por el caso de la “Estafa Maestra”, señaló que “jamás” le había tocado “vivir la injusticia en carne propia y conocer desde las entrañas lo obsoleto, punitivo y arbitrario del sistema penitenciario del país”.
Luego de tres años de permanecer privada de su libertad, la exsecretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles, fue liberada por el cambio de la medida cautelar dictada por un Juez. Foto: Edgar Negrete, Cuartoscuro.
“Para empezar, lo que significa que las personas en prisión preventiva se les tenga en una cárcel, violando con ello su presunción de inocencia, por la estigmatización que presenta”. En ese sentido, dijo que “debería de haber un lugar especial que no sean en los centros de reclusión para mantener a las y los cauterales”.
La exfuncionaria mencionó que la prisión preventiva “no es excepcional, como dicta la Ley, y se vulneran todos los derechos cuando se encarcela para después investigar, cuando debería ser todo lo contrario”. “Me ha tocado casos de mujeres que después de años salen absueltas, pero ya nadie repara el daño que se les ha hecho”, añadió.
Robles acusó que a la sociedad se le hace creer que aumentando penas se inhiben los delitos “Eso es totalmente falso. Es un engaño”, afirmó, al mismo tiempo que recordó que basta con ver las cifras de incidencia delictiva para saber “que esa no es la solución”.
El pasado 20 de agosto, Rosario Robles salió en libertad luego de tres años de estar recluida en el penal de Santa Martha. Foto: Diego Simón Sánchez, Cuartoscuro.
La exfuncionaria indicó que otra de las disciplinas que deben ser parte de la administración de la justicia son las neurociencias, pues destacó que el 70 por ciento de las personas que están en reclusión sufrieron de Trastorno de Déficit de Atención (TDA). Esto “no indica que las causas no están en la pobreza, sino en otros factores que tienen que abordarse y sobre todo, prevenirse”.
Finalmente, Rosario Robles insistió en que “hay mucho por hacer para lograr un cambio de paradigma y conseguir verdaderamente un sistema penitenciario en el que cada vez haya menos gente en la cárcel y más en libertad”.
El pasado 20 de agosto, Robles Berlanga salió del penal de Santa Marta Acatitla. En frente de medios de comunicación, declaró ser inocente y dijo que lo comprobaría. “Lo que sigue es descansar, estar en mi casa y evidentemente cuidar de mi salud. […] Es momento de disfrutar la vida”, agregó.
Su salida del penal se dio luego de que un Juez le otorgara su libertad provisional en su proceso por el caso de la “Estafa Maestra”. Robles estaba presa en el penal de Santa Martha desde el 13 de agosto de 2019, cuando fue vinculada a proceso.
Una investigación periodística publicada en 2017 reveló que Rosario Robles, Secretaria de Desarrollo Agrario (2015-2018) y de Desarrollo Social (2012-2018) en el sexenio de Enrique Peña Nieto, habría permitido el desvío de fondos públicos por más de cinco mil millones de pesos (247 millones de dólares) a través de universidades y empresas fantasma en el caso conocido como la “Estafa Maestra”.
A Robles Berlanga se le acusa de uso indebido del servicio público. La Fiscalía Genera de la República la señala por omisión, lo que habría permitido que universidades públicas desviaran recursos mediante la subcontratación de servicios, por el que es la funcionaria de más alto perfil acusada hasta ahora, en un caso que tampoco ha avanzado en tres años.
Fuente: Sin Embargo