La falta de operadores políticos, la inexperiencia de muchos a los que nombró en los cargos claves para generar la gobernabilidad en Oaxaca, opacaron ayer la toma de protesta del gobernador Salomón Jara Cruz con la protesta y rechifla que se llevó del magisterio oaxaqueño.
Nunca falta el frijol en el arroz.
Esos morenistas por naturaleza son salvajes. Pero se encontraron con la piedra en su zapato, las y los maestros oaxaqueños a quienes minimizaron.
Para nadie es un secreto que en el sexenio de Alejandro Murat Hinojosa el magisterio oaxaqueño estuvo quieto luego de los acuerdos y componendas para no salir a las calles de la misma dirigencia que encabezó Eloy López Hernández, a quienes les ayudó la pandemia y la utilizaron de pretexto con sus bases para no protestar y tomar las calles, en el fondo fueron otras razones poderosas.
Hoy que existe un nuevo Comité Ejecutivo Seccional, cuya dirigencia la encabeza una mujer, la profesora Yenny Aracely Pérez Martínez, por cierto, oriunda de la zona mixe y muy aguerrida, y luego de que se unieran los grupos al interior de la Sección 22 contra el bloque de los llamados “pozoleros”, les ganaron la Secretaría General.
Pero nadie del nuevo gobierno, aunque todavía no estaban en funciones constitucionales, se acercó a la nueva dirigencia para empezar a dialogar y establecer mesas de trabajo, si el mismo gobernador Salomón Jara Cruz lanzó desde el Auditorio Guelaguetza que su gobierno busca la reconciliación y combatir la desigualdad social y la corrupción.
Se confiaron.
¿Por qué sus colaboradores no están en la misma sintonía del Gobernador?
Lo ocurrido ayer es una muestra grave de falta de oficio político y en este caso, lamentablemente el ramalazo le toca a Jesús Romero López, encargado de la política interna, y quizás al propio jefe de gabinete, José Antonio Rueda, el vicegobernador, que minimizaron las acciones de protesta del magisterio oaxaqueño.
Al intentar con la gente de FUCO impedirles el paso a las y los maestros, los enfureció y no solo arremetieron contra Jara Cruz, también se le fueron a la yugular al exgobernador Alejandro Murat Hinojosa, quien no dio solución a las agendas educativas y pidieron la legalidad y toma de nota al nuevo gobierno morenista.
Y confiado, después de haber logrado entrar atropelladamente por la puerta principal de Palacio de Gobierno, donde los triquis no se salieron, a Salomón Jara se le hizo fácil salir al balcón principal para soltar sus arengas políticas, pero no contaba con los gritos de las y los maestros que corearon ¡fuera!, ¡fuera! Y vino la rechifla.
#ELDATO 🙈|| Tras su salida al balcón de palacio de gobierno en presencia de la #Sección22 el gobernador @salomonj se llevó chiflidos y gritos de ¡fuera! ¡fuera! Mientras el titular de @SEGEGO_GobOax @jesusromerooax evidenció su falta de oficio político, no pudo ayudar a su jefe pic.twitter.com/PIUTlpXPwi
— Primera Línea Mx (@esprimeralinea) December 1, 2022
Esa fue la nota del día.
Un acto bochornoso que se pudo evitar, si el Mandatario oaxaqueño contara con verdaderos operadores políticos, pero recurrió a la improvisación para cumplir con compromisos de campaña, ese es el gran problema de la mayoría de los gobernadores que asumen el máximo cargo en Oaxaca y la #4T no es la excepción, ya lo estamos viendo.
Espero que hayan interrumpido la trasmisión en vivo de CORTV, porque estaban en cadena estatal.
No es lo mismo encabezar protestas, meter en jaque al gobierno en turno, que ser ahora parte oficial, hay un enorme abismo y ahora lo está comprobando Chucho Romero, el mayor contrapeso lo tendrán con las y los maestros, que son soldaditos de batalla, tienen formación, escuela, y si no se sientan a dialogar con ellos e ir resolviendo sus demandas, pueden pegarles en la gobernabilidad, que no se les olvide el 2006.
Jara Cruz lo dijo: ¡nunca más un 2006!, entonces que ponga a trabajar a sus colaboradores y el que no funcione que lo cambie, así de sencillo.
Aquí también vale la pena destacar lo que el nuevo gobernador propuso durante su toma de protesta constitucional en el Congreso del Estado, que entregará un paquete de reformas legislativas, dentro de ellas resaltó la Ley de Austeridad Republicana, la propuesta es viable, solo que hay que predicar con el ejemplo.
Si habla de austeridad, porqué movió a tanta gente en su toma de protesta y realizó tres actos, uno populista, ¿Cuánta lana se gastaron para movilizar a tanto acarreado?, según los trascendidos de ayer el apoyo fue de 200 pesos y una torta por persona, y si llegaron los 11 mil que tenían previstos porque sí llenaron el Auditorio Guelaguetza, échenle pluma, serían algo así como 2 millones 200 mil pesos.
Hay que ser congruentes en lo que se dice y lo que se hace. Porque el pueblo se da cuenta.
Ahora bien.
Son tres asuntos prioritarios que el nuevo gobernador deberá atender con puntual atención: lo del magisterio que le declararon la guerra ayer en su toma de protesta; la gravísima estela de corrupción y la terrible inseguridad que aqueja al estado.
En el Auditorio Guelaguetza donde tuvo el acto popular, no sabemos si lo soltó como mero discurso populista, muy semejante a los que se avienta el presidente Andrés Manuel López Obrador o de verdad castigará con creces la corrupción.
Reveló que la deuda pública alcanza los 20 mil 600 millones de pesos, le dejaron una administración estatal en ruinas, representa una de las deudas más caras del país, porque solicitaron mayor endeudamiento en lugar de subsanarlo y así lo soltó:
“Hoy puedo informar que la ineptitud, la soberbia, la prepotencia, la mentira y la simulación, fueron el sello de la administración saliente”.
Calificó las obras inconclusas como “elefantes blancos”, entre ellas la de Símbolos Patrios, Centro de Convenciones de Huatulco con un costo de 32 millones de pesos en su primera etapa; la Casa de Alas con una inversión por más de 160 millones de pesos, la cual presenta fallas y tendrá que arreglar, así como el Centro Cultural Álvaro Carrillo que tiene una inversión superior a los 527 millones de pesos.
Las obras, criticó, son “hermosos cascarones que muestran de cuerpo entero un legado de proyectos inconclusos, sobrevaluados y mal hechos como el proyecto de Casa Alas.
Y desde el Auditorio Guelaguetza lanzó que todas estas inconsistencias tendrán castigo en contra de quienes resulten responsables y será un tema que deberá resolver la fiscalía general del Estado.
Del dicho al hecho hay mucho trecho.
Si efectivamente tiene voluntad de castigar la corrupción, sin duda el pueblo se lo premiará, pero si solo es un discurso populista, el mismo pueblo bueno y sabio se lo demandará, sin duda alguna.
Deseamos, en verdad, que esta nueva administración que inició en Oaxaca sea para bien de las y los oaxaqueños.
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