El preocupante incremento de la ola de feminicidios en Oaxaca donde tan solo en 58 días de la administración del gobernador Salomón Jara Cruz suman 22 mujeres ultimadas a balazos, aunado a los incontables asesinatos de personas que a diario se registran y las más de 3 mil carpetas de investigación que esperan justicia, es parte de los desafíos para el nuevo fiscal Bernardo Rodríguez Alamilla.
Más allá de que si Rodríguez Alamilla fue o no designado por el “dedo divino” de Palacio de Gobierno, aquí lo más importante es que no se convierta en un apéndice del Poder Ejecutivo, que no haya obediencia a ciegas ni tampoco su nombramiento sea simplemente una grave simulación.
Los retos en materia de aplicación de justicia en Oaxaca son enormes y tiene que haber compromiso y voluntad por parte del nuevo fiscal para dar resultados a la sociedad, no puede equivocarse, debe demostrar con hechos que actuará con independencia y autonomía, caso contrario, pasaría a ser uno más de la lista de fiscales miopes como su antecesor Arturo Peimbert Calvo que dejó todo tirado.
Solo por darles un dato de una encuesta elaborada por el INEGI en cuanto a los índices de impunidad en el país que es del 94%, Oaxaca es la peor de todas las entidades federativas porque obtuvo el 99.4% de impunidad de todos los casos, prácticamente que se presentan, no hay una eficaz procuración de justicia.
De ese tamaño son los retos en un estado, que lo reconozcan o no las autoridades estatales, hay una grave violencia feminicida con redes criminales que están matando a las mujeres y nadie hace nada.
Están sembrando terror entre la población, hoy por hoy el Talón de Aquiles de la nueva administración gubernamental es sin duda alguna, los graves índices de inseguridad que enfrentamos, donde no falta nada para que estemos a la par de los estados del norte del país. Para allá vamos.
Como la ciudad de Caborca, Sonora donde grupos criminales que cobran piso entran a los comercios y sin mediar palabra, golpean a los trabajadores, escenas grotescas de ese tipo circulan todos los días en las redes sociales.
¡No queremos un narcoestado!
Por ello retoma importancia el que los diversos colectivos feministas hayan alzado la voz exigiendo resultados en una fiscalía general, cuyos titulares han sido miopes, porque no es la institución la que ha fallado, sino los fiscales que han estado al servicio de los gobernadores en turno.
El Grupo de Estudios sobre la Mujer “Rosario Castellanos” envió un posicionamiento sobre la designación del nuevo fiscal, en el que exigen una transformación de fondo en una Fiscalía que se ha caracterizado por ineficiencias, omisiones, negligencias y falta de aplicación de un modelo de atención que no revictimice a las mujeres que enfrentan todas las formas de violencias y las colocan en riesgo de feminicidio.
Así como de la aplicación de un protocolo de investigación con perspectiva de género que permita reconocer la violencia feminicida e integre las carpetas adecuadamente para acceder a la justicia, hacer una revisión profunda a las recomendaciones de una Alerta por Violencia de Género que no ha impactado en la protección de la integridad, la libertad y la vida de las niñas y las mujeres, un trabajo profesional que sancione ante los indignantes niveles de impunidad que prevalecen en Oaxaca.
Exponen que como integrantes del movimiento feminista “nos expresamos, alertamos de los riesgos que representaba la designación de Bernardo Rodríguez y no fuimos escuchadas, esa es otra señal de insensibilidad de la actual administración ante quienes día a día trabajamos a favor de los derechos de las mujeres”.
Sí, los desafíos que tiene frente a sí Bernardo Rodríguez son grandes, por ello nos preocupa profundamente esta designación, pero serán los hechos los que evidencien si hay la voluntad política y la capacidad para atender las demandas expresadas, lamentablemente el riesgo de no atenderlas tendrá un costo demasiado alto, negar el derecho a la justicia de las niñas y mujeres oaxaqueñas que viven violencia y su expresión más dolorosa, el feminicidio.
Aquí está el gran desafío para Rodríguez Alamilla, revertir esa mala percepción que hay en una parte de la sociedad oaxaqueña sobre su desempeño en la DDHPO, tiene que dar resultados, desahogando y consignando ante los jueces las más de 3 mil carpetas de investigación hacinadas en la fiscalía general, pero sobre todo y por ahí tendrán que empezar, trabajar por una reforma al sistema de justicia que está podrido, tanto en procuración como en impartición.
¡No hay resultados!
Porque en Oaxaca el personal de procuración e impartición de justicia es insuficiente y no está capacitado para enfrentar los desafíos que tiene ante sí, la corrupción que priva en jueces y ministerios públicos es alarmante, ese es otro eslabón que origina una larga cadena de impunidad que se deberá revertir.
Y el presupuesto que se les destina a las fiscalías es paupérrimo, eso también es verdad.
Como verán los desafíos son enormes y veremos si el nuevo fiscal Rodríguez Alamilla tiene la capacidad y la voluntad para dar resultados al frente de una institución con múltiples problemas, por supuesto, tiene el beneficio de la duda.
Ojalá no defraude a Oaxaca.
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